El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, contó ayer a la prensa que el comunicado final del G-20 resulta aún un borrador sobre el que los países miembros del grupo están trabajando. Así será hasta el propio sábado cuando los líderes de cada país cierren la reunión. De esta manera, el funcionario ratificó las informaciones previas (de Clarín y medios internacionales), acerca de la indefinición sobre una postura clara de cara la declaración final. Especialmente sobre la cuestión del comercio y el proteccionismo.
“Se está trabajando en el comunicado -respondió ayer Dujovne, cuando fue preguntado al respecto-, como anfitriones del G-20 buscamos lograr los consensos disponibles en este momento. Argentina es un país pequeño de Sur que es anfitrión del G-20, y como tal coordina el evento pero no impone su posición, pero buscaremos que esos consensos sean los que más representan nuestra visión, y si hay una visión positiva sobre el comercio internacional”.
Dujovne agregó que de cara al encuentro del fin de semana “hay una visión positiva sobre el comercio internacional. Así como en el comunicado de Hamburgo reconoce la importancia del comercio como generador de prosperidad, claramente eso está lejos de propiciar el proteccionismo”, dijo en clara señal que las tres páginas que los presidentes acordarán el fin de semana casi descontarían la mención de las virtudes del multilateralismo a la hora de dirimir conflictos entre países en lugar de establecer barreras como desarrollaron este año Donald Trump y Xi Xinping.
-Pero el comunicado de Hamburgo rechazó las prácticas proteccionistas, se le recordó al ministro.
“Nosotros trabajamos con todos para lograr los consenso que reflejen al G-20 como grupo. No se trabaja por votación sino por consenso”, fue su respuesta.
Dujovne no lo dice públicamente y en el Gobierno tampoco: pero ha sido la escalada del conflicto comercial entre Estados Unidos y China lo que ha llevado a que las posiciones dentro del grupo se tornen más duras a lo largo de la presidencia argentina este año. El corolario de este período podría ser entonces que el documento final sea breve y, como muchos expertos califican, ‘liviano’ para no causar mayores rechazos.
El contexto global no es propicio para lograr acuerdos, admiten por lo bajo en la administración Macri y los mismos expertos. Las reuniones del G-7 y del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico de este año no llegaron a una declaración final. Y el martes, el asesor económico de Donald Trump y director del Consejo Económico de Estados Unidos, Larry Kudlow, dijo que dependía del presidente de China, Xi Jinping “aparecer con nuevas ideas” en la cumbre de Buenos Aires para llegar a un acuerdo con EE.UU. El líder chino y Trump se reunirán el sábado a la noche.
El viernes arrancará la Cumbre de Líderes del G-20. La presidencia argentina apunta a que el comunicado final no tenga más de cuatro páginas. La de Hamburgo, en 2017, tuvo catorce. En el Gobierno se jactan que el G-20 de Buenos Aires “será exitoso”. ¿Por qué? “Hemos podido mantener a todos los integrantes en la mesa”, responden.
La organización del trabajo del G-20 transcurre por dos canales que llevan temas distintos. Uno es el de Finanzas, en donde debaten los ministerios de Hacienda y Economía de los países. El otro, es el de Sherpas (Cancillerías). El gran tema de esta agenda será el comercio global. Argentina impulsa un debate sobre el futuro del empleo y el desarrollo de un activo para financiar infraestructura.