Jue. Mar 28th, 2024

La humanidad se enfrenta nuevamente a un cambio económico, social y cultural muy profundo, uno de aquellos que generan situaciones no previstas y/o no queridas, que modifican radicalmente los sistemas laborales y la vida en sociedad. Es que sin duda la irrupción de la Inteligencia Artificial producirá enormes transformaciones, destruirá numerosos puestos de trabajo, al mismo tiempo que generará nuevos, hasta el momento inexistentes.  Según el informe “El futuro del trabajo” del Foro Económico Mundial, Casi uno de cuatro empleos del planeta está a punto de ser radicalmente transformados.

 

Según el Foro la revolución digital, la transición verde y otros factores están transformando el mundo laboral a un ritmo sin precedentes. Afirma que la inteligencia artificial y las tecnologías inteligentes están dejando obsoletas funciones como las de cajero de banco, cajera y empleado de entrada de datos, que podrían registrar el ritmo de descenso más rápido en los próximos cinco años.

En ese mismo periodo de tiempo se espera que casi un cuarto de los puestos de trabajo (23%) cambien mediante un crecimiento del 10,2% y un descenso del 12,3%.  Los empresarios prevén la creación de 69 millones de nuevos puestos de trabajo y la supresión de 83 millones, lo que supone una disminución neta de 14 millones de empleos, es decir, el 2% del empleo actual.

Según el Foro, no cabe dudas de que Internet ha revolucionado nuestras actividades cotidianas. La actual versión «Web2» ha trastornado por completo nuestra forma de comunicarnos, colaborar y hacer negocios, conectando a personas y organizaciones de todo el mundo de maneras que antes eran imposibles.

Sin embargo, también ha concentrado el poder y la influencia en un puñado de plataformas. Su sucesora descentralizada, Web3, podría conducirnos a un futuro más inclusivo en el que los ciudadanos digitales del mundo puedan tener una verdadera participación en forma de propiedad.

Bien vale referirnos hoy a la Revolución Industrial, o Primera Revolución Industrial, un proceso transformador en lo económico, social, y tecnológico que se inició en Inglaterra en la segunda mitad del Siglo XVIII, que décadas después se extendió a gran parte de Europa y Norteamérica y que concluyó entre 1820 y 1840.  La producción tanto agrícola como de la naciente industria se multiplicó, mientras disminuía el tiempo de producción. A partir de 1800 la riqueza y el PBI per cápita se multiplicó como no lo había hecho nunca en la historia.

Este cambio de una economía agrícola a una economía industrial transformó a la sociedad. Las ciudades tuvieron un rápido crecimiento, en detrimento del campo. La introducción de la máquina de vapor en las distintas industrias señaló el éxito definitivo de la Revolución Industrial, pues su uso produjo un aumento enorme de la capacidad de producción. Consecuentemente el desarrollo de los barcos y de los ferrocarriles a vapor, así como el desarrollo en la segunda mitad del XIX del motor de combustión interna y la energía eléctrica significaron un progreso tecnológico sin precedentes.

Sin duda que en la primera revolución industrial muchos trabajos se perdieron, pero se crearon otros y la humanidad entera se benefició, ya que el proceso generó mayor cantidad de bienes y mayor riqueza.