Mié. Abr 24th, 2024

En una larga negociación que atravesó Buenos Aires, San Pablo y Washington, Alberto Fernández declinó la nominación de Cecilia Todesca Bocco para alcanzar un acuerdo regional que implica apoyar la candidatura de Ilan Goldfajn -propuesto por Jaír Bolsonaro- y lograr que Argentina accede a cargos claves en la estructura del BID.

La inesperada posición de la Argentina fue consecuencia directa de la estrategia asumida por Andrés Manuel López Obrador (AMLO), presidente de México, que le prometió a Alberto Fernández que apoyaría a Bocco Todesca, y al final jugó con su candidato, Gerardo Esquivel.

Frente al abandono de México, y sin los votos para imponer a Bocco Todesca, se abrió un juego diplomático que se apoyaba, inevitablemente, en la nominación de Goldfajn.

En este contexto, el Jefe de Estado habilitó una negociación regional que ejecutaron el canciller Santiago Cafiero y el ministro de Economía, Sergio Massa.

La Casa Blanca también quería un candidato de consenso, pero se inclinaba por apoyar -en silencio- a Goldfajn, que tiene un puesto muy importante en el Fondo Monetario Internacional (FMI) y es respetado en Washington.

Cuando AMLO abandonó a Alberto Fernández, y Todesca Bocco se quedó sin posibilidades de triunfar, los asesores para la Región de Joseph Biden abrieron una mesa de negociación que fortaleció la nominación de la carta que jugó Bolsonaro.

Alberto Fernández y Andrés López Obrador durante su último encuentro oficial en Ciudad de México ( Presidencia de México )Alberto Fernández y Andrés López Obrador durante su último encuentro oficial en Ciudad de México ( Presidencia de México )

La elección para designar al titular del BID, que se realizará este domingo, tiene cinco candidatos: Todesca Bocco (Argentina), Ilan Goldfjan (Brasil), Nicolás Eyzaguirre (Chile), Gerardo Esquivel (México) y Gerard Johnson (Trinidad y Tobago).

Para ser consagrado por la Asamblea de Gobernadores, que representan a sus 48 miembros, el candidato deberá sumar una mayoría de los votos de los países (por su cantidad de acciones), y además tiene que contar con al menos 15 sufragios de los 28 Estados de la región.

Estados Unidos tiene 4.820.973 votos (30,006 por ciento), Argentina y Brasil detentan -cada uno- 1.609.577 (11.354 por ciento), México posee 1.034.744 (7,299 por ciento), Chile cuenta con 442.130 (3,119) y Colombia con un número similar.

Es decir: la Casa Blanca ordena la votación por su minoría relativa, que sólo podría ponerse en jaque si Argentina, Brasil y México -al menos- jugaran la partida de manera coordinada. Una hipótesis de trabajo que no tiene espacio en la actual coyuntura política de América Latina.

Otra vez, la presidencia del BiD fue esquiva para el gobierno. Sucedió cuando Donald Trump nominó a Mauricio Claver-Carone, y ocurrió hoy con el apoyo de Joe Biden al candidato de Brasil.

Sin embargo, en esta oportunidad, la Casa Rosada cobrará en términos de influencia regional: Argentina ocupará la vicepresidencia de Sectores y la Gerencia de Infraestructura, que administra el 40 por ciento de la cartera del BID.

Alberto Fernández pensaba viajar a Ciudad de México para almorzar allí con AMLO y Lula. Ahora, ese viaje, está en dudas.