Jue. Mar 28th, 2024

En un país donde el mismo presidente devalúa permanentemente su palabra y abjura de lo que declaraba tiempo atrás cuando estaba alejado de Cristina, no obstante que una enorme cantidad de videos y grabaciones lo atestigüen, bien vale el antiguo refrán español de “borrar con el codo lo que se escribió con la mano”.

No hay dudas de que una ley puede ser modificada o anulada por otra ley, pero esto es de muy mala práctica. Sin embargo, es lo que ocurrió en la legislatura de la provincia de Buenos Aires, cuando se introdujeron modificaciones a la ley 14.836 que limita los mandatos de los intendentes, una norma que se aprobó durante el gobierno de María Eugenia Vidal en 2016.

Se derogó el artículo 7 de la ley, que limita las reelecciones indefinidas de intendentes, legisladores, concejales y consejeros escolares, con un máximo de dos mandatos consecutivos. Pero gracias a esta enmienda los jefes comunales elegidos en 2015 podrán presentarse en 2023 y así ir por un tercer mandato. Para colmo, la modificación fue negociada entre el oficialismo provincial y Juntos por el Cambio, impulsor de la ley original.

Uno de los pilares en que se asienta el sistema republicano de gobierno es la periodicidad de los mandatos. Si un presidente, gobernador, intendente o legislador quiere ir por un nuevo mandato, después de dos períodos consecutivos, debería esperar un turno para volver a presentarse. Dos mandatos son suficientes. Hasta la Constitución de los EEUU, merced a la enmienda Roosevelt, limita los mandatos presidenciales a dos períodos. [i] En nuestro país solo tres provincias permiten la reelección indefinida de sus gobernadores, Catamarca, Formosa y Santa Cruz mientras que Mendoza y Santa Fe solo permiten un mandato de cuatro años. Un buen ejemplo de un gobernador autocrático es el de Gildo Insfrán (PJ) que gobierna ininterrumpidamente Formosa desde 1995. A este cargo llegó luego de ejercer ocho años como vicegobernador (1987-1995), un absurdo de no creer. En Tucumán, gracias a un artilugio poco claro y respaldado por una corte secuaz, José Alperovich gobernó la provincia durante 12 años. El resultado está a la vista en la pobreza, la falta de infraestructura y en otros parámetros sociales que muestra nuestra provincia.

Lo sucedido en la Legislatura bonaerense implica un evidente menoscabo a los valores republicanos y un sensible atraso para nuestra democracia. Se han priorizado mezquinos intereses personales sobre los principios liminares en que se organizó nuestra Nación.  Lo más grave es que las dos alianzas más representativas de nuestro escenario político, el oficialista Frente de Todos y la oposición de Juntos por el Cambio, pactaron algo que nunca debieron acordar porque va en contra de la esencia de la República.