Vie. Mar 29th, 2024

El Indec dio a conocer los datos de la pobreza, hay actualmente casi 20 millones de pobres en el país, es decir personas que no alcanzan a cubrir los gastos de una canasta básica. La cifra no implicó ninguna sorpresa, ya que esta se muestra con crudeza por donde vayamos, pero si nos impacta que, en un país, potencialmente muy rico como la Argentina, casi la mitad de su población sea pobre. Es el resultado de décadas de un populismo que no entiende que la riqueza de las naciones no se genera en el Estado, sino en las fuerzas productivas actuando con libertad. Recordemos al padre de nuestra Constitución J.B. Alberdi cuando dice: “¿Qué exige la riqueza de parte de la ley para producirse y crearse? Lo que Diógenes exigía de Alejandro: que no le haga sombra.”

Según el organismo oficial de estadísticas y censo, el nivel de pobreza en el país ascendió al 42% en el segundo semestre del 2020, con un incremento de casi siete puntos porcentuales respecto del mismo período del 2019, cuando se ubicaba en el 35,5. La  indigencia por su parte, se ubicó en el 10,5 por ciento, frente al 8 por ciento del mismo período del año anterior. Indigentes son aquellos que sus ingresos no le alcanzan para cubrir su canasta alimentaria básica. Más grave aún es la estimación de UNICEF de que el porcentaje de niños y niñas pobres e indigentes se ubica en el 62,9%.[i]

El oficialismo se justifica en los índices que dejó el gobierno de Mauricio Macri y los efectos de la pandemia.  ¿Pero la pandemia puede ser la responsable de estos vergonzantes niveles de pobreza y de indigencia? Como dice el periodista Jorge Lanata, la culpa no es de la pandemia sino de la cuarentena, la más larga del planeta, que hizo caer nuestra economía en 2020, un 10% en cifras redondas. Además, Argentina registra la segunda inflación más alta de América Latina detrás de la de Venezuela y una de las más altas del planeta, totalmente incompatible con una economía de recuperación.

En 2020, la colosal recesión y el congelamiento de precios dispuesto por el gobierno contuvo la inflación, pero este año el incremento de los precios al consumidor, en los primeros dos meses del año promediaron una tasa del 3,8% mensual, lo que hace prever un nivel muy alto para todo el año, de un 56 %. Lejos de lo presupuestado por Economía del 29 %.

El IFE (Ingreso Familiar de Emergencia) y el aumento en los planes sociales, ayudaron a que el índice de pobreza no fuera mayor, pero en un contexto de recrudecimiento de la pandemia, de una economía que se recupera muy lentamente y de escasez generalizada, con un gobierno que pone trabas, aumenta los impuestos y arremete contra la iniciativa privada, los niveles de pobreza tenderán a incrementarse, no a disminuir.

Para reducir la pobreza, el ajuste debe comenzar por el Estado, disminuir la carga impositiva, favorecer a las empresas facilitandoles la recuperación, reducir las regulaciones y mantener a raya a los sindicatos, como el de camioneros, que presiona ilegal y patoteril mente, provocando traslados y cierres de empresas.

La asistencia del Estado a los sectores más castigados, puede ser necesaria en ciertos momentos, pero no es el camino de la recuperación, solo el trabajo genuino sacará a los argentinos de la pobreza.