Jue. Abr 25th, 2024

Ayer, cuando mencionábamos a la médica de La Plata, Chinda Brandolino, que suele viralizar desinformaciones, decíamos que no es necesario mentir para estar en contra de la interrupción voluntaria del embarazo. Se trata del asesinato de un ser indefenso y es indudablemente un asunto de índole moral.

Nos encontramos en un escenario muy complejo, con una sociedad agobiada por la larga cuarentena, preocupada por el coronavirus, por los resultados desastrosos de las políticas de salud del gobierno, que han colocado a nuestro país en los primeros lugares en contagios y en números de muertos. El 10 ° puesto en contagios sobre un total de más de 190 países, y el 11° lugar en número de fallecidos. Y una sociedad muy confundida, por la incertidumbre sobre las vacunas, que ha instalado el propio gobierno, un complejo laberinto de difícil salida. Sin embargo, el presidente, demostrando absoluta falta de oportunidad, ha apostado al debate sobre el aborto, generando una profundización de la grieta.

También ayer, la Iglesia argentina, emitió una declaración muy firme contra la decisión del gobierno de impulsar la legalización del aborto voluntario, en medio de la pandemia.  Afirma el episcopado que “en las últimas semanas el panorama se ennegreció” porque “la opción política pasó a ser de una incomprensible urgencia, una febril obsesión por instaurar el aborto en la Argentina, como si tuviera algo que ver con los padecimientos, los temores y las preocupaciones de la mayor parte de los argentinos”.

Los obispos señalan que «hay miles de cuestiones sanitarias y sociales a resolver, que requieren toda nuestra atención: desde los problemas de la vacunación hasta la cantidad de personas muy enfermas que este año no han recibido adecuada atención médica, pasando por las mujeres que sufren violencia o no tienen un trabajo digno». Frente a este afligente panorama social, en el que solo cuatro de cada diez trabajadores tienen empleo pleno, el Episcopado afirma que «lo que se les ofrece en este momento duro e incierto es el aborto, y eso es un golpe a la esperanza».

“Esta Navidad nos encuentra en un momento histórico donde necesitamos una ardua reconstrucción: de las fuentes de trabajo, de la educación, de las instituciones, de los lazos fraternos. Muchas cosas se han roto y necesitan ser sanadas. Es momento de agradecer al pueblo argentino su paciencia, su cooperación, su resistencia», advierte la Iglesia en el documento. Y subrayan que la Navidad “nos hace pensar en la dignidad de cada vida, nos recuerda cuánto vale un ser humano. El Papa Francisco quiso insistirnos en este punto en su última encíclica, de modo que la pandemia no nos deje iguales sino que nos vuelva más apasionados para defender toda vida: la vida de un anciano, de un discapacitado, de un enfermo, de un niño por nacer”.

No sabemos si un gobierno que se muestra sordo, ciego e insensible, prestará atención al llamamiento de la iglesia, pero estamos bien conscientes de que el camino para cerrar la grieta y resolver los acuciantes problemas de la gente, no es el que actualmente transitamos.