Lun. Dic 9th, 2024

Graciana Peñafort es la directora de servicios jurídicos del Senado y persona de extrema confianza de la vicepresidenta Cristina Kirchner. Actuando en representación de la Vice Presidente y titular del Senado, efectuó una presentación ante la Suprema Corte para que se pronuncie sobre la validez de sesionar utilizando mecanismos electrónicos, lo que algunos llaman de manera virtual. Lo que se muestra a simple vista como un absurdo institucional, ya que según nuestra Constitución, celosa de la división de los poderes del Estado, establece que cada cuerpo legislativo dicta su propio reglamento y es responsable de su funcionamiento.

Como era previsible, tanto el Procurador General de la Nación Eduardo Casal, como la Suprema Corte por unanimidad de sus miembros, rechazaron el planteo. Este tema ya lo tratamos en una nota anterior.

Pero he aquí, que después del dictamen del Procurador y antes de conocerse el fallo dela Corte, la funcionaria Peñafort, afirmó en su cuenta de Twitter que es “La Corte quien tiene que decidir si los argentinos vamos a escribir la historia con sangre o razones, porque la vamos a escribir igual”. La abogada que entre otras actuaciones defendió al condenado ex Presidente Amado Boudou, felizmente no contratacó, pero si tuvo el apoyo incondicional de Cristina.

Los diputados de Juntos por el Cambio Waldo Wolf, Álvaro de la Madrid, Adriana Ruarte, Lidia Inés Azcárate, Jorge Enriquez, Sohel El Sukaria y Fernando Iglesias, no dejaron pasar las amenazas de Peñafort, y efectuaron una denuncia por lo que consideran incitación a la violencia colectiva, atentado contra la autoridad y constituyen el delito de amenazas coactivas agravada. Pidieron que intervenga un juez federal a fin de que investigue a la abogada.

Los denunciantes también señalaron que el hecho de que «una funcionaria pública amenace con derramar sangre, y dirija sus amenazas a los miembros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación si no le dan razones (es decir, «la razón») en un país que tiene una recurrente y triste historia de enfrentamientos armados fratricidas, es de una gravedad institucional intolerable”.

Los argentinos podemos estar divididos por una profunda grieta, también por la economía y por nuestra ubicación en el mundo, pero nadie, nadie, desea regresar a los tiempos violentos de sangre, dolor y lágrimas que provocaron tantos padecimientos en las últimas décadas del Siglo pasado.