Lun. Dic 9th, 2024

 


A medida que transcurre la cuarentena y se adoptan nuevas medidas de control, uno comienza a sentirse un súbdito y no un ciudadano. Y esto es muy penoso, porque las constituciones o cartas magnas fueron dictadas por el pueblo para poner límites institucionales a los gobernantes. Se han dictado medidas excepcionales por circunstancias excepcionales, pero eso no habilita a vulnerar la Constitución.

Claro está, que por muy sabidas, muchas cosas se olvidan.  Cuando no puedo ingresar a un municipio colindante al mío, donde vive la mayoría de mi familia, cuando un delegado comunal impide la venta de alimentos a los que no residen en un pueblo, pero si en sus cercanías, o cuando la policía actúa con una violencia digna de feroces delincuentes contra un anciano, me pregunto ¿que estamos haciendo? Echando por la borda conceptos muy arraigados en las sociedades libre.

Ahora, a los funcionarios de la CABA, se les ha ocurrido, prohibir a los adultos mayores la libre circulación por la ciudad, los que deberán tramitar un permiso especial para circular por la vía pública.

El Defensor del Pueblo de la Tercera Edad Eugenio Semino, se mostró contrario a tan drástica medida. “Es un error. No contribuye. Es una subestimación al concepto de responsabilidad que tienen los adultos mayores. Va a generar una nueva incomodidad para el adulto mayor, que ya tiene que llamar a mil lugares para comer, para cobrar”, estimó Semino. Y agregó el Defensor de la Tercera Edad, “Las violaciones del adulto mayor a la cuarentena fueron por actos generados por el Estado, (como el) día 3 de abril, cuando vimos a los jubilados en los bancos, las colas para pagar los servicios o las jornadas de vacunación”, manifestó.

En Francia el Presidente Macrón, anunció una medida similar, lo que generó un rechazo generalizado y una ola de indignación colectiva. Ángela Merkel, la canciller de Alemania, fijo sobre el tema una posición muy firme. “Encerrar a nuestros mayores como estrategia de salida a la normalidad es inaceptable desde el punto de vista ético y moral”.

Juan José Sebreli, el prestigioso escritor y filósofo, dijo que la medida le parecía un disparate y que Horacio Rodríguez Larreta se equivocó. Al mismo tiempo hizo un llamado a la desobediencia civil: llamó a incumplir la norma. “Incito a todos los mayores de 70 años, que somos millones, a que desobedezcan esta ley. Y esto no es ser antidemocrático; la democracia instauró como una de sus leyes la ley de desobediencia civil. Yo estoy dispuesto a salir a a la calle todos los días -con barbijo y con distancia social- e incito a todos, que somos millones, a hacer lo mismo”.

En sentido semejante se pronunció Graciela Fernández Meijide: “Los mayores sabemos de nuestra fragilidad, pero no es prohibiendo que van a lograr que nos cuidemos mejor. Nunca las prohibiciones o restricciones de este tipo son buena idea”. “Esta es, además, una medida absurda, e impracticable”, subrayó la conocida dirigente política.

El ex embajador en Francia, Juan Archibaldo Lanús, también condenó la medida “Nos quieren poner en un corral cuyos protocolos se asemejan a las normas que se impusieron en Alemania en el siglo pasado”  “La decisión de Larreta no solo es inconstitucional sino que atenta contra uno de los ideales básicos de la nacionalidad de nuestro país, donde la libertad de movimiento fue un paradigma de nuestra cultura popular” Declaró Lanús

Contrariamente a este mar de opiniones opuestas a la medida, el Presidente Alberto Fernández, la apoyó. Pero bien sabemos que Fernández apoya causas que la sociedad no comparte y un claro ejemplo, es el apoyo que le dio a Hugo Moyano, lo colmó de halagos y lo consideró un ejemplo de dirigente gremial.

A último momento, en el día de hoy, Rodríguez Larreta anunció que los mayores solo deberán llamar al número 147 para tomar “conocimiento” de las alternativas que brinda el Ejecutivo.  Un marcha atrás, tan lógico como positivo.