La espera terminó y Lollapalooza Argentina ya tiene los nombres para la gran celebración de cada temporada. El festival, una verdadera experiencia más allá de lo musical, festeja diez años de presencia en la Argentina, siempre en el Hipódromo de San Isidro, provincia de Buenos Aires. Olivia Rodrigo, Justin Timberlake, Shawn Mendes, Alanis Morissette, Tool, Rüfüs Du Sol y Tan Biónica son los headliners de una grilla que refleja un panorama musical diverso, lleno de novedades y estrellas en ascenso así como emblemas de las últimas décadas.
Cada nombre propio tiene su particular relación con nuestro país, y para tres de ellos será la primera vez en suelo argentino: la estrella global Olivia Rodrigo, el príncipe del pop Justin Timberlake, y el fenómeno del metal progresivo que encarna Tool. La cumbre classic pop se corona con el regreso de Shawn Mendes y su combinación con el folk, y Alanis Morissette, que regresa después de más de 15 años con sus hits que atravesaron generaciones. Rüfüs Du Sol, el boom de dance alternativo made in Australia, y Tan Biónica, por primera vez como banda en el festival donde Chano anunció este regreso sin fin, completan los cabeza de cartel.
Fundado por Perry Farrell de Jane’s Addiction, el rock siempre late fuerte en Lollapalooza. Además de Tool, los metaleros tendrán una cita con la nostalgia thrash con la presencia de Sepultura. Fontaines D.C. llevará las cosas a una nota post-punk, y no faltarán novedades como la banda irlandesa Inhaler, con su sonido retro encantador.
Como cada año, subirán a los escenarios de artistas argentinos, con un show imperdible de WOS, máximo representante del rap en Argentina, la dupla icónica CA7RIEL & Paco Amoroso y Nathy Peluso, tres abanderados de la fusión genérica en el mundo. La K’onga promete cuarteto y los sonidos del continente se reflejarán también en la chilena Mon Laferte y los mexicanos Los Ángeles Azules.
Fiel a su costumbre de celebrar la diversidad en todos los sentidos, el festival volverá a desplegar un abanico completo de géneros para garantizar el disfrute de varias generaciones, combinando clásicos y nuevos talentos: el estadounidense Benson Boone, la estrella en ascenso Tate McRae, los hit-makers Foster The People, Teddy Swims y su fusión con el soul, los embajadores del indie pop The Marias, Girl in Red, la noruega embajadora del bedroom pop que estuvo de gira con Taylor Swift, o el inglés de origen chipriota Artemas.
Lollapalooza, mucho más que una experiencia musical
La promoción del cuidado del medioambiente y la vida sostenible se convirtieron en un pilar fundamental de Lollapalooza. Durante los tres días del festival, cuyas actividades se extienden desde el mediodía hasta la noche, se implementan acciones como la separación de residuos en origen mediante el programa Rock & Recycle. Esta práctica es llevada a cabo en colaboración con el público y voluntarios, así como con una ONG. En estas últimas ediciones, además de plásticos, cartones y aluminios, se añadieron residuos orgánicos destinados al compostaje.
Es que Lollapalooza no solo es un festival de música que atrae a voces consagradas a nivel global, sino que también es una plataforma para músicos locales y emergentes. Esta diversidad hace del evento una oportunidad única para descubrir nuevos talentos en distintos géneros y estilos musicales.
Además, presta especial atención a las familias: Kidzapalooza, un festival dentro del festival, ofrece un espacio destinado a los más pequeños con espectáculos, talleres y actividades artísticas. Esta inclusión permite que los menores de 10 años puedan ingresar gratuitamente al evento, siempre que vayan acompañados de un adulto con entrada.
El espacio llamado Espíritu Verde ofrece alternativas centradas en el bienestar físico y emocional. Aquí, los asistentes pueden participar en sesiones de meditación, yoga y masajes, además de asistir a charlas sobre temas como el activismo ambiental y la alimentación saludable.
Lollapalooza se transformó así en un referente no solo por su cartel de artistas, sino también por su compromiso con causas sociales y ambientales. La convergencia de estos elementos hace del festival una experiencia integral que busca impactar positivamente en la comunidad asistente y en el medioambiente.