Dom. May 5th, 2024

Como estaba previsto y anunciado, el martes se realizó la marcha en defensa de la educación, la convocatoria fue multitudinaria, una de las más numerosas desde el retorno de la democracia. Una marcha que se repitió con éxito en las principales ciudades de Argentina.

Autoridades, docentes y alumnos de las universidades nacionales marcharon desde el congreso hasta plaza de Mayo pidiendo mayor presupuesto para la educación, un reclamo justo y razonable, sin duda, pero la presencia de ciertas figuras políticas que buscaron sacar réditos propios de una noble convocatoria como ésta, bastardearon la convocatoria.

Personajes como Kicillof al que no le permitieron subir al escenario, su gabinete, el cuervo Larroque, Sergio Massa, Malena Galmarini, Martín Lousteau, hasta Cristina desde el balcón del edificio de la fundación patria, algunos de ellos principales responsables de la situación actual, se unieron al reclamo, no porque les importe la educación , sino para manifestarse contra el gobierno.

También estuvieron sindicalistas de diversos gremios, el partido obrero y otros sectores de izquierda, asociaciones de DDHH, y hasta Pérez Esquivel, un personaje ignoto que firmó un pedido de Juicio político contra Milei a 4 meses de gobierno, cuando no lo hizo en 4 años contra Alberto Fernández que dejó una economía y una moneda destruida, la mitad de la población sumida en la pobreza y 130.000 muertos por COVID.

El legítimo reclamo por la defensa de la educación pública, que todos compartimos, no era momento para levantar banderas partidarias. La marcha del martes nos debe hacer reflexionar a todos y muy especialmente al gobierno que se manejó sin duda muy mal con escasa o nula cintura política porque la marcha pudo haberse evitado haciendo las cosas en forma y en término.

Los fondos presupuestarios ya habían sido girados a las universidades y además tenían un incremento que se da en dos partes de un 70% más otro 70%, no sabemos si eso es suficiente, pero es lo que se puede dar conforme a la situación general. Toda la sociedad está sintiendo el rigor del ajuste, es un momento muy difícil para todos. Las universidades tienen también que aceptar, que transitamos un período muy duro y que el actual gobierno recibió una economía destruida y al borde del abismo de una hiperinflación, que intenta recomponer.

También es tiempo de revisar el sistema universitario argentino, en las universidades públicas el 74% de los ingresantes no logra egresar en un plazo de seis años. El indicador es uno de los más bajos de la región y del mundo. Por caso, México, Brasil y Chile gradúan a más de la mitad de sus ingresantes. Según Alieto Guadagni, director del Centro de Estudios de la Educación Argentina (CEA) de la Universidad de Belgrano «El principal problema es que nuestro régimen de ingreso irrestricto debilita considerablemente el proceso previo de preparación de los jóvenes en el secundario».[i]

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