En un gesto propio de un personaje disruptivo, Milei dará un discurso breve (45 minutos como mucho) desde un atril que estará ubicado dentro del recinto de la Cámara baja, sin la compañía de los presidentes de los cuerpos, Victoria Villarruel y Martín Menem, y en un horario inédito: será a las 21 horas, al estilo de los Estados Unidos, para hacer coincidir su intervención con el prime time de la Televisión, una franja en la que el grueso de la población no trabaja y suele haber una mayor actividad en redes sociales.
Según explicó el vocero presidencial Manuel Adorni, el tradicional horario del mediodía fue descartado y modificado por el de la noche para que «la mayor cantidad de argentinos puedan escuchar el mensaje presidencial después de sus horarios de trabajo». Un diputado del peronismo, en cambio, consideró que «es parte del show time de ellos», ya que «cada decisión libertaria apunta a concentrar la atención», según publicó Ámbito.
Lo cierto es que el discurso de este viernes será de vital importancia para «la batalla cultural» que busca dar Milei, o al menos esa idea es la que se desprende del hecho de que el Presidente haya suspendido su actividad para quedarse en Olivos y poder dedicarle tiempo a la redacción del texto que leerá frente a la Asamblea Legislativa.