Gran conmoción social causó la muerte de un motochorro en manos de un policía vestido de civil, cuando el delincuente le robaba la moto. El agente de la policía bonaerense, vestido de civil y acompañado por su novia, fue abordado el domingo último por dos motochorros. El policía protegió primero a su pareja y simuló no poner resistencia al individuo que, ya subido en el rodado, pretendía robar el vehículo.
Allí fue que utilizando su arma reglamentaria disparó al chorro por la espalda produciéndole la muerte. El policía está detenido y acusado -por ahora- de homicidio doloso. La cruda escena fue captada por una cámara del Centro de Monitoreo del Municipio de Moreno y mostrada cientos de veces por los canales televisivos.
El policía reconoció haber disparado al defenderse de un intento de robo y que temió por su vida y la de su novia, ya que el delincuente le había apuntado con un arma.
Claro está que el motochorro no sabía que el hombre al que había asaltado era un policía fuera de servicio armado con su pistola. El agente de inmediato llamó al 911 y cuando personal de la comisaría local arribó a la escena, denunció lo que había pasado. En el lugar, los efectivos encontraron al delincuente muerto, a quien se le secuestró un arma de fuego del tipo de las que llaman tumbera, de fabricación casera muy precaria, con la que apuntó a la pareja durante el intento de robo. En la escena, secuestraron la pistola 9 milímetros que utilizó el policía.
El fiscal del Departamento Judicial Moreno-General Rodríguez, Gabriel López, indagó al policía que está imputado por «homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego y por ser efectivo de una fuerza de seguridad» y consideró que puede continuar en libertad, ya que no existe peligro de entorpecimiento de la causa.
El efectivo adujo que actuó en defensa propia y que temió por su vida y la de su novia, porque el asaltante les había apuntado con un arma. Pero los disparos los efectuó cuando el delincuente estaba de espaldas. También se comprobó que el arma del motochorro era falsa y que no servía para efectuar disparos.
Episodios como este que se dan con relativa frecuencia, son propios de una sociedad que vive con temor y miedo permanente. La delincuencia crece y el Estado no puede garantizar al ciudadano, un grado de seguridad razonable. No se puede negar que se vive en un estado de guerra permanente entre civiles inocentes contra una delincuencia, que en lugar de disminuir aumenta y que muestra formas más violentas.
Ante la defección del Estado muchos civiles se arman para defender su vida, la de su familia y sus bienes, aplicando el peor remedio la “justicia por manos propias”. Recordemos que, en nuestro ordenamiento constitucional y legal, administrarse justicia por mano propia es un grave delito y al ciudadano común, le está prohibido llevar armas, salvo excepciones contempladas y autorizadas por ley.
No vivimos en los EEUU, donde su Segunda Enmienda Constitucional protege el derecho del pueblo estadounidense a poseer y portar armas. Sin embargo, ante espantosas matanzas que se han registrado allí, no obstante lo que señala su Carta Magna, cada Estado de la Unión, está imponiendo restricciones a la compra y portación de armas de fuego.
Queda muy claro que la solución a nuestros problemas de inseguridad, no pasan por habilitar el uso de armas de fuego a la población civil, sino por un Estado que nos cuide y nos proteja como corresponde hacerlo