Sáb. Abr 20th, 2024

En estos días se anunció el lanzamiento de un billete de dos mil pesos con las figuras de dos referentes de la medicina argentina. El Dr. Ramón Carrillo primer ministro de salud de la Nación y la Dra. Cecilia Grierson, primera médica recibida en nuestro país. En el reverso del billete, figura el edificio del Instituto Malbrán, que tuvo una participación muy importante durante la pandemia de coronavirus. Un justo homenaje a la medicina argentina, claro está que es un billete que nace muy devaluado. El billete de mil pesos, hasta ahora el de mayor valor, representa nada más que un par de dólares norteamericanos con cincuenta centavos, medido por el tipo de cambio para tarjetas. Al ponerse en circulación el de dos mil pesos, su valor en la moneda estadounidense será de solo cinco dólares.

Hace mucho tiempo que se viene reclamando billetes de mayor valor, demanda que chocó siempre con la resistencia de Cristina Kirchner que lo vinculaba a legitimar un mayor índice de inflación.

Nuestro país no tiene moneda. Los billetes pesos que circulan en la actualidad, se deprecian continuamente y pierden valor frente al dólar y otras monedas fuertes, solo sirven para dar una medida de valor muy fugaz. Para eso todavía son útiles como medio de pago, pero no son una reserva de valor, ni sirven como patrón de pago diferido.

Los argentinos, aún sin saberlo técnicamente, huyen del peso y ahorran en dólares, a sabiendas de que es una moneda reserva de valor a escala mundial. Muchos comerciantes fijan los precios en dólares, también los propietarios al tasar sus inmuebles. Resulta paradójico que algunos ministros nacionales tengan sus activos en el exterior y cotizados en dólares. No podemos culparlos, no se trata de falta de patriotismo, sino de preservar los ahorros, el fruto de su trabajo y de sus esfuerzos.

Trascendió, en la megacausa de los cuadernos, que el finado Kirchner solo quería bolsos con dólares o euros y que se enfurecía cuando les traían pesos, que pateaba los bolsos.

La unificación monetaria se produjo durante el gobierno de Julio Argentino Roca; hasta ese momento circulaban pesos fuertes, pesos corrientes, reales y hasta pesos bolivianos. Algunos bancos emitían moneda y también los estados provinciales. La ley 1.130 sancionada en 1881 tuvo como finalidad  crear una moneda válida en todo el territorio nacional y unificar el sistema monetario. Así nació el Peso Moneda Nacional que tuvo larga vida, ya que perduró hasta 1969. Sobrevivió a dos guerras mundiales y muchas contingencias como la caída de la bolsa de Nueva York y la Gran Depresión. Era una moneda fuerte que cumplía con los requisitos de ser un medio de intercambio, medida de valor, reserva de valor y un patrón de pago diferido. Todo lo que nuestro peso actual, no lo es, Pero la historia no concluye acá, en el camino cambiamos muchos signos monetarios y nuestra moneda perdió numerosos ceros.

A mediados del siglo pasado, el populismo había calado hondo en la política y en la sociedad argentina. Los sucesivos gobiernos de este signo, resolvieron sus problemas crónicos de déficit, apelando a la emisión monetaria sin respaldo. En cierta manera, lo que comenzó en el gobierno del General Juan Domingo Perón con cierta timidez, continúo sin pausa en los gobiernos que le sucedieron, deteriorando al Peso M/N, hasta que se volvió insostenible.

A partir de 1970 Argentina comenzó un largo historial de nuevas monedas que fueron reemplazando a las anteriores, siempre con la idea de recrear un signo monetario que fuera sustentable en el tiempo. En cada cambio, se eliminaban ceros. Peso Ley 18.188, en 1970, Peso Argentino, en 1983, el Austral, en 1985, hasta que en 1992, se cambió por el actual Peso, que en su origen equivalía a un dólar. Fue un intento de tener nuevamente una moneda a través de la convertibilidad, que duró 10 años, hasta que vino la devaluación.

Durante la vigencia de la convertibilidad, las provincias volvieron a imprimir moneda, Patacones, Lecops, Bonos, entre otras cuasi monedas. Todas fueron eliminadas en 2003.
En el camino nuestro Peso fue perdiendo ceros, hasta llegar a la friolera de 13 ceros eliminados.

La inflación actual es del 100 % anual y el billete de $ 100 pesos, que alguna vez en el pasado era igual a USD 100 convertibles, hoy vale 25 centavos de dólar.
El efecto devastador de las políticas populistas nos ha llevado a niveles del absurdo.