Lun. May 13th, 2024

En enero, además de iniciarse el juicio a la Corte, tuvo lugar la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Fue presidida por Alberto Fernández en su calidad de presidente Pro Tempore de la Comunidad. Al término de la Cumbre, entregó la presidencia a Ralph Gonsalves, de San Vicente y las Granadinas.

La CELAC fue creada el 23 de febrero de 2010, y está integrada por los 33 países americanos con exclusión de EE.UU y Canadá. Un firme impulsor de la Comunidad fue el dictador venezolano Hugo Chávez con el objetivo de contrarrestar la influencia de la Organización de Estados Americanos, OEA, que incluye a todos los países que conforman el Continente y sin duda, la organización más representativa.

Argentina como organizadora de la Cumbre no invitó al secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA). Luis Almagro, pero si lo hizo con el presidente chino Xi Jinping y el de EEUU, Joe Biden, aunque ninguno de los dos aceptó el convite.

Como es usual en este tipo de encuentros, se dicen discursos grandilocuentes en apoyo de la democracia cuando en realidad, participaron países que la rechazan sistemáticamente como  Cuba, Venezuela y Nicaragua. De estos tres países solo el presidente cubano Miguel Diaz-Canel representó a la Isla caribeña, fueron los cancilleres de Venezuela y Nicaragua los que reemplazaron a sus respectivos mandatarios. Maduro se justificó explicando que no vino a la Cumbre en Argentina porque lo querían “emboscar”. En un mensaje grabado que se reprodujo al final de la primera sesión aseguró que hubiese querido estar, pero hubo “razones que escapan a nuestra propia voluntad”.

Ciertamente que los inmigrantes venezolanos que residen en Buenos Aires escapando del régimen de Maduro, algunas organizaciones civiles y la oposición, rechazaban la presencia del dictador venezolano en nuestro país. Alberto Fernández, en una entrevista publicada en el diario brasileño Folha de Sao Paulo dijo que Maduro estaba «más que invitado» a la Cumbre. Finalmente, Maduro no se animó a venir.

Pero sin duda que el gran protagonista de la Cumbre fue el recién asumido presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva. Recordemos que su predecesor Jair Bolsonaro había dado un gran portazo a la CELAC en 2019, con el argumento de que daba “protagonismo a regímenes no democráticos como los de Venezuela, Cuba y Nicaragua”.

En esta cumbre fue el presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, uno de los que alzó con crudeza la voz diciendo que en el bloque hay países que “no respetan ni las instituciones, ni la democracia, ni los derechos humanos” y señaló que organizaciones como la CELAC no deben “tener un carácter de club de amigos ideológicos”. Un fuerte palo para Alberto Fernández.

El presidente de Chile, Gabriel Boric, considerado un dirigente de izquierda, pidió la liberación de los «opositores que aún se encuentran detenidos de forma indigna» en Nicaragua y aseveró que Perú necesita un «cambio de rumbo» ante la violencia «inaceptable» del último mes. El presidente chileno, que ha criticado a los regímenes autoritarios de la región, pidió elecciones libres en Venezuela en el 2024 y se ofreció a «colaborar en el diálogo entre los distintos sectores del país para encontrar una salida» a la crisis.

Nuestro presidente viborero como es su costumbre afirmó que todos los países de la
Celac han sido elegidos por sus pueblos, lo que sin duda es una gran falacia. Maduro no ha sido electo en elecciones libres, tal como lo reclama Boric, tampoco Diaz Carnel de Cuba, como es ingenuo afirmar esto de Ortega en Nicaragua.

En definitiva, un encuentro que muestra con claridad la grieta que divide a Latinoamérica y que a nuestro país no le reporta beneficio alguno, por el contrario, se muestra cómplice de los peores regímenes políticos de la región.