Mié. Abr 24th, 2024
En Canadá, están evaluando vacunas inhaladas en un ensayo en fase I como dosis de refuerzo después de que las personas han recibido el esquema primario de vacunación/ArchivoEn Canadá, están evaluando vacunas inhaladas en un ensayo en fase I como dosis de refuerzo después de que las personas han recibido el esquema primario de vacunación/Archivo

El 62% de la población mundial ya tiene el esquema primario de las vacunas contra el Covid-19. El 26% también accedió a dosis de refuerzo. Con esas aplicaciones, se han reducido las hospitalizaciones por el desarrollo de cuadros graves y las muertes notablemente. Sin embargo, la efectividad de los inoculantes para evitar que las personas vacunadas contraigan el virus no es total. Para eso, está en desarrollo otra generación de vacunas con las que se buscan prevenir directamente la infección por el coronavirus. En Canadá, ya está en marcha un ensayo clínico en fase I con voluntarios para probar una vacuna inhalada.

Las vacunas nasales están en investigación para interferir en la entrada del virus en las membranas mucosas de la nariz, la boca y la garganta. Varios grupos de investigación y empresas están trabajando en vacunas Covid-19 que se administrarían por vía intranasal, aunque no es una tarea fácil.

Ahora, científicos de la Universidad McMaster de Canadá compararon los sistemas de administración de diferentes inoculantes y han confirmado que las vacunas en aerosol inhaladas proporcionan una protección mucho mejor y una inmunidad más fuerte que los aerosoles nasales. Tras los resultados, pusieron en marcha el ensayo clínico para una vacuna contra el COVID-19.

Mientras que los aerosoles nasales llegan principalmente a la nariz y la garganta, los aerosoles inhalados evaden el conducto nasal y administran las gotas de la vacuna en lo más profundo de las vías respiratorias, donde pueden inducir una amplia respuesta inmunitaria protectora. Para el estudio, publicado en línea en la revista Frontiers in Immunology, los investigadores utilizaron una vacuna contra la tuberculosis para comparar los métodos de administración midiendo la distribución de las gotitas, las respuestas inmunitarias y la potencia en animales.

La primera generación de vacunas contra el COVID-19 redujo principalmente el riesgo de complicaciones y muertes. Pero no son efectivas contra el contagio al 100%/  REUTERS/Callaghan O'Hare/ArchivoLa primera generación de vacunas contra el COVID-19 redujo principalmente el riesgo de complicaciones y muertes. Pero no son efectivas contra el contagio al 100%/ REUTERS/Callaghan O’Hare/Archivo

Cuando la vacuna se administraba directamente en los pulmones, estimulaba respuestas inmunitarias más fuertes, proporcionando una protección mucho mejor contra la tuberculosis. “Las infecciones del tracto respiratorio superior suelen ser poco graves. En el contexto de las infecciones causadas por virus como la gripe o el coronavirus SARS-CoV-2, suele ser cuando el virus se adentra en el pulmón cuando enferma de verdad”, explicó Matthew Miller, coautor del estudio y titular de la Cátedra de Investigación sobre Pandemias Virales de la Universidad McMaster.

“La respuesta inmunitaria que se genera cuando se administra la vacuna en profundidad en el pulmón es mucho más fuerte que cuando sólo se deposita ese material en la nariz y la garganta, debido a la anatomía y la naturaleza del tejido, y las células inmunitarias que están disponibles para responder son muy diferentes”, explicó Miller, que también es investigador del Nexo Global para Pandemias y Amenazas Biológicas de Canadá, que tiene su sede en McMaster.

En tanto, Zhou Xing, coinvestigador del estudio y profesor del Centro de Investigación en Inmunología y del Departamento de Medicina de McMaster, afirmó: “Este estudio aporta por primera vez pruebas preclínicas sólidas que respaldan el desarrollo de la administración de aerosoles inhalados en lugar de aerosoles nasales para la vacunación humana contra infecciones respiratorias como la tuberculosis, el COVID-19 y la gripe”.

Los científicos, que han desarrollado una forma de vacuna COVID inhalada, consideran que este método de administración profunda ofrece la mejor defensa contra la pandemia actual y las futuras. Actualmente está en marcha el ensayo clínico de fase I para evaluar la vacuna en aerosol inhalado en adultos sanos que habían recibido previamente dos o tres dosis de una vacuna COVID de ARN mensajero.

El inmunólogo Zhou Xing cuenta con más de 20 años de investigación en vacunas/ Universidad de McMasterEl inmunólogo Zhou Xing cuenta con más de 20 años de investigación en vacunas/ Universidad de McMaster

Las vacunas antigripales en niebla nasal han demostrado ser muy eficaces en los niños, pero mucho menos en los adultos. Por lo que las vacunas antigripales inyectables son la opción más popular para la vacunación contra la gripe estacional. Investigaciones anteriores del equipo de McMaster han demostrado que, además de ser indolora y sin agujas, una vacuna inhalada es tan eficaz para llegar a los pulmones y las vías respiratorias superiores que puede lograr la máxima protección con una dosis mucho menor que las vacunas inyectadas.

Para la científica y profesora Fiona Smaill, que también forma parte del equipo de investigación, “nadie quería el COVID-19. La pandemia ha creado miseria, muerte y penurias, y aún no ha terminado. Sin embargo, la crisis persistente ha generado oportunidades, al acelerar la investigación que puede beneficiar a la humanidad mucho más allá de la pandemia. Las vacunas inhaladas son un ejemplo”.

Estamos -comentó la investigadora- en las primeras fases de las pruebas de una vacuna contra el COVID-19 de nueva generación que, “según nuestras investigaciones anteriores en animales, durará más, será más eficaz y resistirá bien las futuras variantes del virus COVID-19″.

La científica Fiona Smaill consideró que las vacunas inhaladas serán más eficaces durante más tiempo y protegerán contra las nuevas variantes/La científica Fiona Smaill consideró que las vacunas inhaladas serán más eficaces durante más tiempo y protegerán contra las nuevas variantes/

Antes de que apareciera el COVID-19, los investigadores canadienses estaban trabajando en el desarrollo de una nueva forma de administración de vacunas inhaladas que pudiera por fin enfrentarse a una de las infecciones respiratorias más difíciles como la tuberculosis, que sigue siendo problema de salud pública en los países de medianos y bajos ingresos y en zonas remotas. En Canadá afecta de forma desproporcionada a los habitantes de los Inuit Nunangat y a las Primeras Naciones que viven en reservas.

Tras décadas de trabajo, los avances fueron constantes, pero lentos, contó la doctora Smaill. “La falta de urgencia para resolver un problema que afecta principalmente a personas que viven en condiciones precarias había dificultado la generación de los recursos y el impulso necesarios para completar nuestra investigación”, precisó. La pandemia de COVID-19, al ser realmente global, creó la demanda de la primera generación de vacunas, que estuvieron desarrolladas y evaluadas en menos de un año.

“Estas vacunas representan grandes avances, pero no son tan eficaces en todas las poblaciones, ni son tan robustas contra las nuevas variantes como lo son contra la cepa original del SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19. Nuestras investigaciones sugieren que la vacuna de nueva generación contra el COVID-19 que estamos probando será más eficaz durante más tiempo y protegerá contra las nuevas variantes”, resaltó la investigadora. Aunque todavía tenemos que entender mejor cómo funcionan estas vacunas, mis colegas y yo somos optimistas de que esto nos dará por fin un paso adelante en el control de la tuberculosis y otras infecciones pulmonares”.