Jue. Mar 28th, 2024

Las sirenas de las ambulancias y de los móviles de policía rompieron la tranquilidad de la tarde del 27 de diciembre en el barrio Coronel Olmedo de Córdoba, en las afueras de la capital provincial. Varios vecinos habían marcado el 911 cuando empezaron a escuchar gritos de desesperación que venían de una de las casas bajas de la zona, quejidos de dolor de una mujer. Cuando los efectivos ingresaron al lugar se encontraron con una escena dantesca: la víctima que acababa de ser incendiada y tenía gran parte de su cuerpo quemado, su pareja que la abrazaba y la tapaba con toallas, y al lado la hijita de la pareja, de sólo 5 años, testigo de todo.

Frente a los policías, lo primero que dijo la menor fue: “Mamá estaba prendiendo un cigarrillo y papá le tiró algo”. Seis días después, Gabriela Lencina murió por las quemaduras. Al día siguiente, su esposo, Cristian Sebastián Videla, fue detenido acusado de femicidio.

Aquella tarde, Gabriela fue trasladada al Instituto del Quemado en la ambulancia, acompañada de su marido. La versión que dio el hombre en el trayecto y luego en el sanatorio fue que todo se había tratado de un accidente cuando a su mujer se le cayó una botella de alcohol al piso y al querer levantarla con un cigarrillo en la mano se inició el fuego. Mientras la ambulancia llegaba al lugar la propia víctima habría repetido tres veces que todo se trató de un accidente, avalando los dichos del hombre. Sin embargo hay varias piezas que no encajan.

“Si bien todavía no tenemos el examen de autopsia, se pudo comprobar que la mujer tenía el 30% de su cuerpo quemado, más precisamente en el pecho y la pelvis. Un dato vital para la causa es que sus manos no tenían heridas causadas por el fuego, que es lo primero que uno se quema en un accidente como el que relató el marido”, explica una fuente de la investigación.

A esta situación se suma una actitud por demás sospechosa de Videla que se desencadenó mientras su esposa agonizaba en el hospital. “Como por el coronavirus no se permiten visitas, él era el único encargado de recibir los partes médicos y de comunicárnoslo a nosotros, pero nos mintió todo el tiempo, nos decía que estaba bien, que no era nada, cuando en realidad estaba con un respirador y en terapia intensiva. Pudimos saber la verdad recién cuando el papá de Gabriela fue hasta el hospital y se enteró de la verdad”, señaló una integrante de la familia que prefirió no ser identificada.

Tampoco cierra en la cabeza de los investigadores el modo poco empático en el que el esposo le comunicó, esa fatídica tarde, lo que estaba pasando a Patricia, la hija mayor de Gabriela: “Che, Bebi, ¿te podés llegar? Tu mamá está prendida fuego”, dijo Cristian, según le contó la mujer a Telenoche Córdoba.

Durante los siete días que estuvo internada Gabriela hasta que su cuerpo no resistió más, el 3 de enero de 2021, los investigadores a cargo de la fiscal de violencia familiar Bettina Croppi fueron recolectando pruebas para determinar si efectivamente se trataba de un accidente o de un intento de femicidio, luego consumado.

En la casa se encontró una cortina quemada que estaba cerca del almohadón de un sillón que también había sufrido la acción del fuego. Este dato no coincide con la versión del hombre que sitúa los hechos en otro lugar de la casa.

A esto se le suman testimonios que se toman por estas horas a familiares y amigas de la víctima. Quizás el más importante es el de Patricia, la hija mayor, que le contó a la Justicia que su hermanita en el momento del hecho le dijo: “Mamá estaba prendiendo un cigarrillo y papá le tiró algo”. En la Justicia aún no saben si la nena se refería a que le tiró alcohol para que se prenda fuego o al agua que le arrojó después para sofocar las llamas de un posible accidente.

Si bien no hay en la Justicia denuncias formales de violencia de género previas, hay varios testimonios de amigas y familiares que señalaron que, en secreto, Gabriela les había mencionado que hacía un año que sufría su matrimonio. La propia hija mayor de la víctima hizo hincapié en una situación violenta un mes antes del hecho fatal, el 26 de noviembre, en la que inclusollegó a llamar al número de emergencias porque los vecinos la contactaron para decirle que estaban golpeando a su mamá. Mientras duró la internación de su esposa, el hombre iba del hospital a la casa familiar todos los días, pero un día antes de la detención llegó junto a otras personas y vaciaron la casa, se llevó todas sus pertenencias. “Creemos que algo sospechó y quiso escapar, pero pudimos capturarlo antes de que se vaya lejos de la zona”, explica una fuente policial.

Lo cierto es que estos datos, sumados a otros reservados en el expediente, llevaron a la fiscal a recalificar la causa como femicidio agravado y ordenar la detención de Cristian Videla que se dio en la mañana de ayer.

Gabriela era madre de siete hijos. Tuvo seis con la pareja anterior y la más chiquita, testigo del horror, con Videla. Ahora Patricia, una de las hijas, asegura que desde que se murió su mamá no sabe dónde está su hermanita. “No la vimos más y estamos preocupados porque creemos que está con la familia de él. Ellos no tenían trato con ella antes, queremos que esté con nosotros”, afirmó.