Mié. Abr 24th, 2024

En nuestras anteriores, repasamos la vida del rey Juan Carlos I de Borbón. Un Rey que custodió celosamente la democracia española y tuvo un reinado muy positivo para los españoles, al mismo tiempo analizábamos sus excesos y extravíos, y finalmente, su salida del Reino.

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Los presuntos negocios de Juan Carlos, han sido comentados en la mayoría de los medios de comunicación del planeta. Y las sospechas de hechos de corrupción en torno al Rey emérito han motivado la apertura de una investigación penal en Suiza que es crucial para España. Estas diligencias han llevado a la justicia ibérica, a reabrir una causa archivada en 2018 por falta de indicios claros y citar a declarar como investigada, a la ex amante del rey emérito, Corinna Larsen. La Fiscalía del Tribunal Supremo español ya recibió parte de la investigación que la Justicia suiza está realizando. En este oscuro contexto, el actual Rey Felipe VI, renunció taxativamente a la herencia económica que pudiere corresponderle de su padre y le retiró la asignación anual de 194.232 euros que le compete por su cargo.

Complicado por la justicia que lo investiga y por la prensa que lo acosa, el Rey emérito resolvió, pocos días atrás, marcharse de España, abandonando a su esposa la reina Sofia y a su familia.

Pero su actual ubicación es un misterio.  ¿Cuál es su destino? Al comienzo se habló de Portugal, después de un complejo turístico en República Dominicana, y finalmente Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos) En las portadas de los diarios digitales españoles se ve una fotografía, publicada por el portal «Nius», cuando Juan Carlos, con barbijo, desciende por la escalerilla de un avión supuestamente en el aeropuerto de Abu Dabi, lo que confirmaría la presencia del ex Rey español en tierras emiratíes. Notas publicadas en revistas españolas confirman esta noticia. Juan Carlos dejó una carta a su hijo Felipe VI donde dice simplemente: “Te comunico mi meditada decisión de trasladarme, en estos momentos, fuera de España”. Una redacción muy escueta, sin embargo, se había estado discutiendo durante meses. El improvisado consejo asesor de don Juan Carlos, formado por empresarios, responsables de medios de comunicación, expolíticos e incluso un sacerdote, aconsejaba un tono más drástico, pero el rey quiso dejar claro que su marcha del país era tan solo una solución temporal y se empeñó en añadir estas tres palabras: “en estos momentos”. [i]

La polémica por los presuntos negocios ocultos de Juan Carlos I y su marcha de España ha generado como efecto colateral que algunos municipios españoles hayan retirado el nombre del rey emérito de sus calles y de algunos símbolos, mientras que en otros se han hecho peticiones para tomar medidas similares. El nombre de Juan Carlos I está al menos en 637 vías públicas, entre calles, plazas o avenidas, según los datos del Instituto Nacional de Estadística de España (INE).

¿Corre riesgo de desaparecer la monarquía en España, luego de estos desaguisados reales?  Creemos que no, aun cuando el sentimiento republicano ha vuelto a renacer en algunos sectores. Lo paradójico del asunto, es que fue el mismo Rey Juan Carlos el qué, con su firme accionar, consolidó a España, como una Monarquía democrática. Al mismo tiempo, su reinado, más allá de este deplorable final, ha sido muy beneficioso para España.

La segunda república española que existió entre el 14 de abril de 1931, fecha de su proclamación y el 1 de abril de 1939, fecha que señala el final de la Guerra Civil, y el inicio del régimen franquista, no fue un ejemplo de democracia.  Es imposible establecer una comparación entre aquel convulsionado periodo histórico, con el reinado de Juan Carlos y los cuatro años y medio del rey Felipe.  La segunda república, que reemplazó al Rey Alfonso XIII, fue violenta, inestable, intolerante, caótica, con destrucción de iglesias y quema de conventos, durante su vigencia se sucedieron 26 gobiernos. [ii]

Por el contrario, el Reino de España es, en la actualidad, una monarquía constitucional moderna, que celebra regularmente elecciones libres y el manejo del Estado lo tienen los políticos, el Rey da estabilidad y representatividad al Estado español.

Si comparamos la calidad institucional y los niveles de democracia, de países donde existen monarquías parlamentarias, como las de Inglaterra, Holanda, los países escandinavos y la misma España, vemos claramente que están muy por encima de algunas repúblicas como Italia o Turquía en Europa, y mejor no hablar de nuestra, República Argentina, donde su calidad institucional está por el piso y donde de república, solo le queda el nombre.

Esta monarquía es muy distinta a la que vivió España en el pasado, y está conso­lidada, es constitucional, plenamente democrática, transparente y moderna. Y los españoles ya no están marcados por la opción república o monarquía, están más preocupados por la economía y mantener alto sus estándares de vida.

Lo de Juan Carlos es lamentable, por cierto, es un monarca que optó por bajarse del bronce para ingresar en el fango de la historia.