Mar. Abr 23rd, 2024

El titular del diario decía: “A partir de hoy unos 25 tipos de transacciones bancarias quedarán al margen de la retención de Ingresos Brutos sobre las acreditaciones en cuentas bancarias”  Lógicamente, esta lectura me produjo una gran alegría, una baja de impuestos, en una sociedad que ya no soporta más la presión fiscal es una noticia más que destacable.  Pero al continuar leyendo, veo que la noticia es solo para la ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Recordemos que de cada depósito los bancos descuentan un porcentaje que funciona como anticipo de Ingresos Brutos en función de la calificación del contribuyente. En Tucumán, las retenciones pueden llegar hasta el 7 % de lo depositado. Las retenciones además, se practican en distintas etapas de cualquier operación, tomo un ejemplo. Un inquilino de un inmueble comercial paga el alquiler y retiene IIBB, que es su obligación. Al depositar el importe del arriendo a través de una transferencia bancaria, el Banco también retiene un  porcentaje. Así ambas retenciones se suman y dan como resultado un monto superior al impuesto.  El proceso ante Rentas, para que te devuelvan lo injustamente retenido es tan engorroso que hasta el más persistente abandona.

Por otra parte, en las cuentas bancarias utilizadas para determinadas actividades económicas, cuando se depositan sumas  que no tienen vinculación con la operatoria, igual sufren retenciones. Tal el caso de reintegros de salud, de las Obras sociales depositados en cuentas.

La ciudad de Buenos Aires, mediante una medida que debiera servir de modelo para otras jurisdicciones, y muy especialmente para Tucumán,  ha dispuesto que “Los bancos dejarán de realizar retenciones sobre diversas operaciones, como las transferencias de fondos que se efectúen por cualquier medio entre cuentas propias (excepto mediante el uso de cheque), las ventas particulares de inmuebles y de bienes registrables, los reintegros de obras sociales y prepagas, las transferencias provenientes del exterior, entre otras”, Es lo que dispuso la Administración Gubernamental de Ingresos Públicos de la CABA.

Tucumán es una de las provincias con presión fiscal más alta y esto le quita competitividad y ser un destino favorable para las inversiones.  Lo peor es que los tucumanos sabemos cómo se malgastan nuestros impuestos. No nos olvidamos de los gastos sociales de la Legislatura, que en el año 2015 sumaron 615 millones. Un penoso latrocinio de nuestros señores legisladores que duerme en los anaqueles de la justicia, pero que en algún momento será investigado.  Y así vemos también, como no se hacen las obras para contener las inundaciones o como se derrumban los puentes construidos durante el anterior gobierno, lo que podría ser una penosa consecuencia de la corrupción. En Tucumán la inseguridad avanza, la justicia funciona mal y otros servicios del Estado se prestan deficientemente, no obstante cobrarnos altos impuestos.

Cada día se gasta más en el gobierno y solo se busca compensar  las mayores erogaciones con mayores y nuevos impuestos. De disminuir los gastos, ningún funcionario habla.