Vie. Abr 19th, 2024

Cuidarse (mejorar la dieta y sumar ejercicio físico, sobre todo) es uno de los objetivos que muchos se plantean en cada comienzo de año y renuevan cada lunes con el inicio de la semana. Y es, también, una de los más postergados. Pero las semanas, los meses y los años pasan y patear hacia adelante no es una buena opción.

Si bien adoptar un estilo de vida saludable es bueno en cualquier momento de la vida, comenzar antes tiene la potencialidad de evitar problemas a futuro.

Una rutina de actividad física regular, combinada con una dieta que incluya frutas, verduras y otros alimentos saludables, podría ser la clave para que los adultos de mediana edad alcancen una salud cardiometabólica óptima en el futuro, según una nueva investigación que utiliza datos del Estudio del Corazón de Framingham (una investigación de seguimiento de larga duración sobre riesgo cardiovascular) publicada en el Journal of the American Heart Association, la revista de la Asociación Americana del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés).

Qué es el síndrome metabólico

El síndrome metabólico es uno de los factores de riesgo más importantes para la salud cardiovascular. Se trata de un conjunto de trastornos compuesto por el exceso de grasa alrededor de la cintura, resistencia a la insulina, hipertensión arterial y colesterol HDL (bueno) bajo y triglicéridos altos.

Ante la presencia de tres de esos factores ya se habla de síndrome metabólico, una condición que puede aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y diabetes tipo 2. Se estima que lo presentan 4 de cada 10 mayores de 35 años.

En Argentina, la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (cuyos datos fueron publicados en 2019) reveló que más del 60% de los adultos están excedidos de peso y son sedentarios, al menos uno de cada tres tiene presión arterial alta, el 28,9% tiene colesterol elevado y el 12,7%, glucemia elevada o diabetes.

Mejor prevenir

En un análisis de los datos de los participantes en el Estudio del Corazón de Framingham, que comenzó hace más de 70 años en Framingham (Massachusetts, Estados Unidos), los investigadores examinaron datos de 2.379 adultos mayores de 18 años y su cumplimiento de dos pautas fundamentales para el cuidado de la salud: la alimentación saludable y el ejercicio (al menos 150 minutos de actividad física moderada a la semana o 75 minutos de actividad física vigorosa).

Los autores del trabajo observaron que el cumplimiento de una combinación de las dos recomendaciones durante la mediana edad se asociaba con menores probabilidades de padecer síndrome metabólico y de desarrollar afecciones graves a medida que los participantes envejecían.

«Los profesionales de la salud podrían utilizar estos hallazgos para promover y enfatizar aún más a sus pacientes los beneficios de una dieta saludable y un programa de ejercicio regular para evitar el desarrollo de numerosas condiciones de salud crónicas en el presente y en la vida posterior», subrayó la autora del estudio, Vanessa Xanthakis, profesora de Medicina Preventiva y Epidemiología y de Bioestadística.

«Cuanto antes realicen las personas estos cambios en su estilo de vida, más probable será que reduzcan su riesgo de padecer enfermedades asociadas al sistema cardiovascular más adelante», añadió.

Los participantes en el estudio fueron seleccionados de la tercera generación del Estudio del Corazón de Framingham; tenían una edad media de 47 años y y fueron examinados entre 2008 y 2011. Los investigadores evaluaron la actividad física mediante un dispositivo especializado conocido como acelerómetro omnidireccional.

Los voluntarios llevaron en su cadera el dispositivo, que hace un seguimiento del sedentarismo y la actividad física, durante ocho días. Los investigadores también recopilaron información dietética mediante cuestionarios de frecuencia de alimentos para medir los tipos y niveles de alimentos y nutrientes consumidos.

Al analizar los datos recopilados, los investigadores observaron que, entre todos los participantes, el 28% cumplía las recomendaciones tanto de las directrices de actividad física como de las dietéticas, mientras que el 47% adoptaba solo una de las pautas.

Mejor combinar

Asimismo, también vieron que aquellos que siguieron únicamente las recomendaciones de actividad física tenían un 51% menos de probabilidades de padecer síndrome metabólico, mientras que los participantes que seguían solo las directrices dietéticas tenían un 33% menos de probabilidades; y los participantes que seguían ambas directrices tenían un 65% menos de probabilidades de desarrollar síndrome metabólico.

«Cabe destacar que observamos una asociación dosis-respuesta del cumplimiento de las directrices dietéticas y de actividad física con el riesgo de padecer enfermedades cardiometabólicas más adelante en la vida», afirmó Xanthakis.

«Los participantes que cumplían las pautas de actividad física tenían un riesgo progresivamente menor de enfermedad cardiometabólica a medida que aumentaba el cumplimiento de las pautas dietéticas», sumó.

Entre las limitaciones del estudio, los autores destacaron que todos los participantes eran adultos blancos, por lo que los resultados no pueden generalizarse. «Se necesitan estudios adicionales con una muestra de participantes multiétnicos», señalaron.