Jue. Mar 28th, 2024

Boca Juniors no pudo sacarle ventajas a Santos esta noche en la Bombonera, donde argentinos y brasileños terminaron diseñando un empate sin goles que se ajustó al desarrollo de un partido que aportó 90 minutos necesarios para arribar a una definición que tendrá lugar en Brasil el próximo miércoles y a la que los «xeneizes» llegarán al menos bastante mejor parados que River Plate.

Los dos equipos salieron a hacer sus respectivos partidos, con Boca privilegiando la seguridad defensiva para no exponerse demasiado ante la velocidad de los atacantes santistas, y recurriendo a la contraofensiva como arma de ataque, algo no muy distinto a lo que suele pergeñar Miguel Ángel Russo en la mayoría de los partidos, salvo que tenga necesidades extremas como en el cotejo anterior ante Racing por cuartos de final.

En ese cotejo estaba obligado a dar vuelta la serie en la Bombonera y salió a presionar alto a los de Avellaneda para alcanzar el objetivo de arribar a semifinales.

Pero hoy las circunstancias eran diferentes, ya que la historia de esta semifinal se terminará resolviendo inevitablemente en Brasil el miércoles próximo, por lo que desnudarse defensivamente en pos de una victoria inicial podía resultar fatal, porque al primer error el rival puede marcar con todo lo que ello implica de favorable para el conjunto que lo hace en condición de visitante.

Y obviamente la mejor prueba de ello, la más fresca, la dio anoche River ante Palmeiras en la otra semifinal en cancha de Independiente, donde recibió tres goles que asoman como lapidarios para sus pretensiones de alcanzar la final copera.

Por eso fue que Russo dispuso del ingreso de Franco Soldano como compañero de ataque de Carlos Tevez en vez de aprovechar la mini racha goleadora que viene atravesando Ramón Ábila, ya que el objetivo era arrancar marcando en ataque, algo para lo que el ex Unión de Santa Fe es muy útil.

Y en el medio, ante la ausencia del colombiano Jorman Campuzano el técnico eligió a Diego González, recién recuperado de una lesión, para que junto a Nicolás Capaldo impidieran que la mitad de la cancha fuera una zona de tránsito rápido para los brasileños.

Después, para atacar, Tevez por el medio y tanto Eduardo Salvio por derecha como Sebastián Villa por izquierda, tenían la obligación de perforar por los costados, coartando también cualquier intento de proyección de los laterales visitantes.

Pero los problemas aparecieron para Boca cuando Yeferson Soteldo, el diminuto venezolano de 1.60 metros que llegó a Santos de la mano de Jorge Sampaoli, empezó a desequilibrar por la derecha de la defensa «xeneize», arrastrando hasta allí a Capaldo, que no lo podía encontrar por el medio y en el mano a mano era superado en ese costado.

Esto constituyó una constante del primer tiempo, unos 45 minutos iniciales en los que el equilibrio general del juego hizo que los arqueros no pasaran mayores sobresaltos y la paridad se trasladara a los vestuarios.

El segundo tiempo
Pero el comienzo de la segunda etapa tuvo características diferentes, ya que los paulistas salieron con mayores apetencias ofensivas y empezaron a desequilibrar al romper la línea de control boquense en la mitad de la cancha, lo que empezó a hacer vital la gestión de los dos zagueros centrales locales, Carlos Izquierdoz y Lisandro López.

Y no importó que a los 10 minutos un agotado Soteldo (venía de cursar un contagio de coronavirus) le dejara su lugar al juvenil Sandry, de 18 años, porque el ingresado empezó a gestionar por la derecha de su ataque, aprovechando que la marca siempre está en el debe del colombiano Frank Fabra, y usufructuando la sociedad que conformaba por ese sector con Diego Pituca, la figura del encuentro.

Entonces a Boca le empezó a quedar cada vez más lejos el arco de John, ya que Tevez no entraba tanto en contacto con la pelota, Salvio se fue diluyendo hasta obligar a su reemplazo, y Villa no podía desequilibrar con su velocidad como ocurrió, por ejemplo, en al partido del pasado sábado ante River Plate.

El ingreso de Edwin Cardona ralentizó aún más el tránsito boquense por la zona media y la intención de Russo de darle con su ingreso por Diego González más fútbol a su equipo no cumplió con ese objetivo.

Entonces Russo decidió cerrar el partido con el arco en cero, más allá de que ocurriera lo mismo con el de Santos, y si bien sacó a Soldano para que entrara en su lugar Wanchope Ábila, también selló el costado derecho de la defensa y el mediocampo con el ingreso de Julio Buffarini por el intrascendente Salvio.

La buena noticia del día quedó entonces para lo sucedido antes del encuentro y fuera de la cancha, cuando la comisión directiva aprobó el balance anual con un superávit de casi 1.500.000.000 de pesos. En cuanto a regodearse con lo futbolístico, tendrá que conformarse con esperar siete días más.