El cardenal Luis Villalba; el arzobispo de Tucumán, Carlos Sánchez; el obispo de Concepción, Melitón Chávez; y el obispo emérito de esa diócesis, José María Rossi, difundieron un fuerte documento en el que abogan por una Justicia independiente, que sea capaz de controlar al poder político.
El escrito lleva por título “Afianzar la Justicia” refiriéndolo al Preámbulo de la Constitución Nacional. Se subraya que “la función de control de la Justicia sobre la gestión de los Poderes Ejecutivo y Legislativo requiere una auténtica transparencia e independencia” es evidente que los obispos, interpretan que estos atributos no se dan en nuestra provincia. Y continúan, para que pueda cumplir con ese objetivo, “hace falta establecer de forma real un sistema de mérito para el acceso a los cargos en el Poder Judicial, desterrando cualquier situación de privilegio”, advierten los prelados.
En otro párrafo recomiendan “evitar la politización y la burocratización del Consejo Asesor de la Magistratura y del Jurado de Enjuiciamiento”.
La alta jerarquía eclesiástica de Tucumán afirma que: “Sin duda que la prioridad inmediata es generar trabajo genuino, saciar el hambre de la gente, especialmente de los niños y los ancianos; atender la salud de todos, sobre todo la de los más pobres, garantizar el acceso a una vivienda digna, dar seguridad a las familias y esperanza a los jóvenes. Pero si no se garantiza antes la seguridad jurídica, ese futuro es una utopía”. Y sostienen que “cada vez se hace más visible la íntima conexión que hay entre esa seguridad jurídica y la concreción de todos esos bienes que hacen a la felicidad de nuestro pueblo” advierten que “Sin reglas estables y previsibles, sin una Justicia independiente no es posible imaginar un mundo mejor y una convivencia social en paz”.También recuerdan que el Episcopado Argentino, en mayo de 1981, en el documento “Iglesia y Comunidad Nacional” decía: “La separación de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial que la Constitución Nacional consagra deben tener vigencia permanente y efectiva, evitando la indebida injerencia de un poder en otro y favoreciendo el juego libre y el mutuo control entre sí”.
En otro tramo del documento, los altos dignatarios de la iglesia tucumana se refieren a la beatificación de Fray Mamerto Esquiú, ya anunciada por el Papa Francisco, y citan el célebre “Sermón de la Constitución” pronunciado el 9 de Julio de 1853 en Catamarca. Fray Mamerto decía entonces “obedezcan señores. Sin sumisión no hay ley, sin ley no hay patria, no hay verdadera libertad, existen solo pasiones, desorden, anarquía, disolución, guerras y males de que Dios libre a la República Argentina, concediéndonos vivir en paz y en orden sobre la tierra… La vida y conservación del pueblo argentino dependen de que la Constitución sea un ancla pesadísima a la que esté amarrada esta nave”. Palabras de Fray Mamerto Esquiú.
Los prelados cierran el documento con un pedido expreso “A todo el Pueblo de Dios le pedimos que oremos mucho para que, conscientes de la gravedad de este tiempo que vivimos, y de que ya no podemos desentendernos mirando para otro lado, trabajemos todos por la Paz y la Justicia”.
Excelente iniciativa de la Iglesia tucumana, en momentos que todo el andamiaje republicano tiembla y cuando en Tucumán se transitan tiempos muy penosos. Nos preguntamos: ¿los tres poderes del Estado, el Ejecutivo, el Legislativo, y la Corte como cabeza del poder judicial, continuarán haciendo oídos sordos al reclamo unánime de la ciudadanía, al que hoy se une la Iglesia? Cada día más se advierte el profundo abismo que separa a la dirigencia política de la sociedad en su conjunto.