Vie. Nov 7th, 2025

La Santa Sede dio a conocer una nueva encíclica del Papa Francisco, “Fratelli Tutti» (Hermanos Todos), firmada el sábado 3 de este mes de octubre, en la cripta del Convento de San Francisco de Asís, donde el santo está enterrado. En la presentación, que tuvo lugar en el Aula Nueva del Sínodo, el Secretario de Estado del Vaticano, Cardenal Pietro Parolin, explicó que el Pontífice pone de relieve en su encíclica que “la fraternidad no es una moda que se desarrolla en el tiempo, si no la manifestación de actos concretos”.
“Fratelli Tutti” es la respuesta que ofrece el Papa para construir “un mundo más justo y fraterno en sus relaciones cotidianas, en la vida social, en la política y en las instituciones” y no perder esta oportunidad sobre todo tras la pandemia de coronavirus.

En su presentación el Sumo Pontifice dice: «Este santo del amor fraterno, de la sencillez y de la alegría, que me inspiró a escribir la encíclica Laudato si’, vuelve a motivarme para dedicar esta nueva encíclica a la fraternidad y a la amistad social. Porque San Francisco, que se sentía hermano del sol, del mar y del viento, se sabía todavía más unido a los que eran de su propia carne. Sembró paz por todas partes y caminó cerca de los pobres, de los abandonados, de los enfermos, de los descartados, de los últimos».

Recordemos que la anterior encíclica de Francisco, “Laudato si’”(en el dialecto umbro del italiano medieval. “Alabado seas”, en castellano) firmada el 24 de mayo de 2015 y presentada el 18 de junio de ese mismo año, se centra en el cuidado de la Casa Común, o sea el Planeta Tierra como lugar en el que viven las personas, defendiendo la naturaleza, la vida animal y las reformas energéticas, en seis capítulos compuestos. Esta encíclica toma su nombre de la invocación de San Francisco, “alabado seas mi Señor” en su Cántico de las criaturas. Nos recuerda que la Tierra, nuestra casa común, “es como una hermana con quien compartimos nuestra vida y una hermosa madre que abre sus brazos para acogernos”.

La nueva encíclica que ha titulado “Fratelli Tuti” una frase de San Francisco, el santo de Asis, es un extenso documento dividido en ocho capítulos. En él, el Papa reflexiona sobre cómo la emergencia sanitaria mundial ha servido para demostrar que “nadie se salva solo” y que ha llegado el momento de que “soñemos como una única humanidad” en la que somos “todos hermanos”.

Francisco señala que “en varios países una idea de la unidad del pueblo y de la nación, penetrada por diversas ideologías, crea nuevas formas de egoísmo y de pérdida del sentido social enmascaradas bajo una supuesta defensa de los intereses nacionales”. Describe además los males de nuestro tiempo: el desempleo, el racismo, la pobreza; la desigualdad de derechos y sus aberraciones, como la esclavitud, la trata, las mujeres y el tráfico de órganos.

El Papa lamenta que se hayan dejado de lado ideas como las de una Europa unida, la integración latinoamericana y otros intentos en sentido semejante, para dar lugar a posiciones xenófobas, violentas y fundamentalistas, de diversos colores. Por eso recuerda que «el bien, como también el amor, la justicia y la solidaridad, no se alcanzan de una vez para siempre; han de ser conquistados cada día».

Francisco propone como respuesta a estas “sombras” del mundo con el ejemplo de la parábola del Buen Samaritano en la que “todos estamos llamados a estar cerca del otro, superando prejuicios, intereses personales, barreras históricas o culturales”.

Esta encíclica recoge el legado de Francisco en su cátedra. En cierta manera es un resumen de su pensamiento, documentos y discursos que el Santo Padre ha ido desgranando en estos siete años de su pontificado.