Lun. Oct 27th, 2025

Ayer hablábamos de los jóvenes que abandonan o piensan abandonar el país, y antes de ingresar al tema de hoy, referido a las empresas que han optado por irse de Argentina, quiero manifestar que el kirchnerismo debe estar muy feliz de que muchos argentinos, que se oponen a sus políticas y que tienen una visión opuesta de Nación, les dejen el campo libre para continuar destruyéndola y terminar como Venezuela.

Hoy es el turno de las empresas que ya han anunciado que se van del país. Falabella, la multinacional chilena ya ha comenzado con el éxodo, cerró cuatro tiendas y le dio mandato al Banco Columbus para que le encuentre un comprador a su negocio en la Argentina. Amén de la pandemia que ha afectado al negocio minorista en todo el mundo, los negocios en el país, se vienen complicando más. Es que un gobierno que está mostrando poco amor por la empresa privada, que puede actuar como lo hizo con Vicentin, felizmente abortado en sus propósitos, no inspira la mínima confianza.

Por las restricciones cambiarias que día a día se van endureciendo; por regulaciones muy severas como la doble indemnización para los despidos y otras que interfieren severamente con el libre accionar de sus negocios; por una presión fiscal confiscatoria.  Y ante la imposibilidad de importar y acceder a las divisas necesarias, opta por abandonar Argentina, país donde la empresa inició, hace 25 años, su expansión internacional.

El principal negocio de Falabella son las tiendas departamentales, que trabaja básicamente con mercadería importada, que la compañía negocia a nivel global y después reparte entre sus diferentes filiales de Chile, Colombia, Brasil y el resto de la región. En el largo tiempo transcurrido en Argentina, la empresa pudo superar con éxito todo tipo de obstáculos, incluyendo la crisis de 2001. Esa capacidad de capear temporales ya no es suficiente ante la incertidumbre actual. Resulta interesante señalar que, a nivel global, su CEO es un argentino, Gastón Bottazzini.  Las otras empresas relacionadas con Falabella también se van, Sodimac, de artículos para el mejoramiento del hogar y la tarjeta CMR.

Wall Mart, la cadena de Supermercados más grande del mundo, también se quiere ir de Argentina. Con ese propósito entregó un mandato de venta de su filial local al Citibank. A diferencia de Falabella, Wall Mart no cerró sus locales. Por su parte, otra multinacional chilena, Cencosud, tiene previsto vender terrenos y reducir sus negocios en el país.

El listado de empresas que se van, continúa con Latam que fue una de las primeras en anunciarlo. Fue el inicio de la salida de varias líneas aéreas, como Emiratos, Air New Zealand y Qatar Airways que ya adelantó que no regresará, aun cuando se levanten las restricciones de vuelo. En el mercado de cabotaje, la noruega Norwegian ya había cedido sus posiciones a Jetsmart. Y hay dudas sobre la continuidad de Flybondi por los problemas con el aeropuerto de El Palomar.  

Nike anunció en febrero que se iba, dejando sus operaciones en manos del grupo mexicano Axo. La firma explicó que estaba realizando una transición para hacer más eficiente el negocio. VF Corporation (dueño de Lee y Wrangler) es otra que anunció su retirada.

La alemana BASF informó que trasladará a Brasil una fábrica de pinturas inaugurada en 2017. Telefónica de España se desprenderá de algunas unidades de negocios en América latina, incluyendo las que tiene en Argentina. Otras firmas, como Axalta (química estadounidense), Saint Gobain Sekurit (fabricante de parabrisas de capitales franceses), Pierre Fabré (laboratorio galo), y Gerresheimer (empaquetadora de origen alemán) vendieron sus operaciones en los últimos meses. En tanto, la chilena Masisa espera reducir su presencia en el mercado argentino. También Starbucks y Burger King cerraron 13 locales intentando equilibrar sus finanzas. La japonesa Panasonic anunciaba en marzo su salida del mercado argentino debido a las bajas ventas.

¿De que nos sirve haber logrado refinanciar la deuda, si el gobierno, con sus políticas ahuyenta a las empresas y al capital privado? Al paso que vamos, no podremos pagar ninguna deuda. La creación de riqueza, únicamente la genera el sector privado, el Estado es consumidor y generalmente derrochador. Esto que ya no se discute en el mundo, parecen no conocerlo nuestros chambones gobernantes. Tampoco se han anoticiado del derrumbe de la URSS y de su economía centralizada. El mundo es capitalista mal que les pese. Y para desarrollar una economía pujante se necesitan capitales y mano de obra, ésta, cada día, más capacitada.  Sin el protagonismo de la empresa privada, Argentina no saldrá del pozo en que está sumida.

Reiteramos una vez más, Eduardo Duhalde tiene razón y compartimos su opinión: “esto es un desastre tan grande que no puede llegar a pasar nada bueno”.