Jue. Nov 30th, 2023

Este fin de semana no es un feriado largo más en los que aprovechamos para hacer alguna escapada turistica corta, el domingo tenemos que ir a votar. Es nuestra principal obligación como ciudadanos y al mismo tiempo un derecho, el de elegir a nuestros gobernantes.

Un derecho que nació en nuestro país con la ley 8.871, conocida como «Ley Sáenz Peña», publicada en el Boletín Oficial de la República Argentina el 26 de marzo de 1912, que estableció el sufragio universal, secreto y obligatorio y el sistema de lista incompleta, con lo que se dio representación legislativa a las minorías. Las elecciones nacionales del 2 de abril de 1916 fueron las primeras presidenciales en las que se aplicó la Ley Sáenz Peña a nivel nacional.

Antes de la vigencia de esta ley, el votante debía presentarse ante la mesa electoral y pronunciar a viva voz el candidato de su preferencia, siendo anotado su voto en una planilla por la autoridad electoral.

Durante el primer gobierno de Perón, en 1947, se sancionó la Ley 13.010 que reconoció la igualdad de derechos políticos entre mujeres y hombres, entre ellos, el derecho de las mujeres a elegir y ser elegidas para todos los cargos políticos nacionales, Se puso en vigencia por primera vez en las elecciones presidenciales de 1951. Sin duda, Eva Duarte de Perón fue su gran impulsora, pero ya antes, en San Juan durante el gobierno de Aldo Cantoni, de la Unión Cívica Radical Bloquista se reconocieron los derechos políticos de las mujeres en las elecciones municipales y provinciales. Se aplicó a partir de 1928. Recordemos también que en 1911 el diputado socialista Alfredo Palacios presentó al Congreso el primer proyecto de voto femenino, pero no fue tenido en cuenta. El proyecto fue presentado un año antes que se sancionara la Ley Sáenz Peña,

En general, tanto en los regímenes republicanos como parlamentarios la norma fue la exclusión total o parcial de las mujeres. Esta discriminación política a la que estaban sometidas las mujeres originó desde fines del siglo XIX, un amplio movimiento feminista a favor del derecho de las mujeres a votar y ser votada. El movimiento avanzó mucho en derechos civiles, pero no fue así con los derechos políticos hasta la década de 1940, no obstante, puso a la cuestión del sufragio femenino en el debate público, y más de una vez captó la atención del debate legislativo.

En 1948, las Naciones Unidas aprobaron la Declaración Universal de los Derechos Humanos que en su artículo 21 señala: 1) Toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país, directamente o por medio de representantes libremente, escogidos.  2) Toda persona tiene el derecho de acceso, en condiciones de igualdad, a las funciones públicas de su país. 3) La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se expresará mediante elecciones auténticas que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio universal e igual y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto.

Una a una, las naciones del mundo fueron reconociendo los derechos políticos de las mujeres. Sin embargo, todavía hay países que no permiten el voto femenino como Arabia Saudita; en otros, el voto femenino es solo teórico, en algunos está limitado a cuestiones como el nivel de instrucción (en Líbano se exige a las mujeres el certificado de educación primaria, no así a los hombres). En Bután sólo se permitía hasta hace poco, un voto por hogar, lo que, en la práctica, dejaba siempre en manos del hombre la decisión de acudir a las urnas. Y en Brunei como en otras monarquías absolutistas, no votan las mujeres, pero tampoco los hombres.

Amigo, vaya a votar el domingo, es su obligación y su derecho.

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