Los argentinos sabemos convivir con la inflación, parecemos peces en el agua navegando junto a ella. Resignadamente aceptamos este cáncer de cualquier economía. La resignación llega al límite de hacer ganar una elección presidencial a un ministro de Economía que llevó la inflación mensual a dos dígitos. Este insólito proceder sólo puede justificarse en la ignorancia.
A nuestros gobernantes les gusta mantener llena a la pecera, porque la inflación es un fuerte impuesto encubierto, claro está que perjudica más a los más pobres que a los ricos.
Massa llegó al Ministerio de Economía con una inflación mensual del 7,4% en julio de 2022, según las estadísticas oficiales. “La inflación es uno de los temas centrales a combatir”, dijo en su primer discurso. Ese índice era el más alto del gobierno de Fernández, y Massa en un comienzo logró que comenzara a bajar: En agosto fue del 7% y siguió bajando hasta noviembre, cuando llegó al 4,9% mensual. Pero luego comenzó a subir hasta llegar en septiembre de este año al 12,7 % acumulando una variación de 103,2%. En la comparación interanual, el incremento alcanzó el 138,3%. En Agosto ya había alcanzado el 12,4 % Para Octubre se espera que ronde alrededor del 10 %.
La categoría Alimentos y bebidas no alcohólicas, con un alza mensual de 14,3%, acumuló entre enero y septiembre un incremento de 117,5% y en la comparación interanual, 150,1%. Este rubro es el que más preocupa porque afecta severamente a los más carenciados.
Según Unicef los ingresos mensuales del 41% de los hogares argentinos con niñas, niños y adolescentes no alcanzan para cubrir gastos básicos en alimentación, salud, educación, transporte y gastos de vivienda. Esto se traduce en mala alimentación y/o desnutrición, mala educación y mayor pobreza difícil de revertir.
No caben dudas de que necesitamos urgentemente un severo cambio de rumbo, que nos dejen de mentir, que dejen de robar, mejor salud y mejor educación, y que los gobernantes ajusten los procedimientos a lo que señala nuestra Constitución y sus leyes. La pobreza genera más pobreza, al igual que la ignorancia. Recordemos a nuestro comprovinciano Juan Bautista Alberdi, que desde el pasado ya nos advertía: “La ignorancia no discierne, busca un tribuno y toma un tirano. La miseria no delibera, se vende.”