Mié. Oct 29th, 2025

Cualquier chico conoce el término resetear, que viene del inglés “reset”, que significa reponer o reiniciar. Se conoce como resetear, volver a poner a cero el sistema operativo de una computadora, por ejemplo, o volver al estado original un teléfono o cualquier artefacto electrónico. Todos ellos tienen un botón o algún mecanismo que les permite reiniciarse a los valores originales.

Dijimos día atrás que Argentina necesita resetearse, volver a sus orígenes, bien establecidos por nuestra sabia Carta Magna. Recordemos que el 1º de mayo de 1853 los diputados enviados por las provincias, sin participar Buenos Aires, que recién se incorporó en 1860, reunidos en Asamblea Constituyente en la ciudad de Santa Fe, sancionaron la Constitución Nacional. El objetivo era constituir la unión nacional, afianzar la justicia y consolidar la paz interior. Esa Constitución o Ley Suprema, sentó, con el nombre de Confederación Argentina, las bases jurídicas de la actual República Argentina.

Buenos Aires, se incorporó a la Confederación tras el Pacto de Paz y Unión en San José de Flores, que puso fin a la segregación de la provincia de Buenos Aires y comenzó el proceso de reincorporación de esta provincia a la Confederación Argentina.

Bien vale recordar parte de la proclama del presidente Justo José de Urquiza al momento de emprender su campaña por la integridad nacional el 25 de mayo de 1859

Decía Urquiza: “No hay vencedores, ni vencidos quiere decir: no hay unitarios, ni federales, no hay proscriptos, ni perseguidos; no hay responsabilidad política por el pasado; todos somos iguales, todos somos hermanos; unámonos los argentinos a la sombra de la bandera de Mayo; hagámonos dignos de ella, contribuyendo todos a la paz, a la prosperidad y al engrandecimiento de nuestra dilacerada patria”.

El desorden político, económico, social y moral de nuestra Patria es hoy de tal magnitud, que resulta ingenuo pensar que se puede avanzar en su recuperación plena con parches y cataplasmas, tampoco sin resolver los problemas estructurales de fondo y mucho menos, sin cerrar la enorme grieta que nos divide, poniendo fin a las disputas.

Aquellos años de la década de 1850, no eran menos conflictivos que los tiempos actuales, el país surgía después de décadas de luchas intestinas y dictadura, con la fe puesta en el futuro, pero haciendo suya la propuesta de Urquiza de unión a la sombra de la bandera de Mayo, sin vencedores ni vencidos.

Resetear Argentina, parece más simple que decir reformularla, y más entendible para las generaciones actuales. Es volver al país heredado de nuestros próceres. Un país inteligente de trabajo, de esfuerzo y de carácter, con un pueblo homogéneo y culto, que no busque limosnas del Estado, que sepa valerse por sí mismo, siempre con la guía de la Constitución Nacional, nuestro institucional “Sistema operativo”.