Mié. Oct 29th, 2025

Largas colas en el Anses por el bono de 45000 pesos que otorgará el Estado en dos cuotas. Pero solo pueden recibirlo aquellos que no tienen ningún trabajo registrado, ni jubilación, ni pensión, tampoco planes o subsidios de cualquier tipo, se estima que serán dos millones los inscriptos.

Las filas para anotarse son muy largas y algunos llegan a pasar la noche para conseguir la inscripción. Pobre gente, es que están sumidos en la miseria y buscan recibir esta forma de limosna que les permita adquirir alimentos imprescindibles o algún producto de primera necesidad. ¡Hasta este punto hemos llegado por las erradas políticas que pretendiendo penalizar la riqueza, castigan a los más pobres!

Ya superamos los récords de pobreza, con un nivel que supera el 40 % con gran número de indigentes, es decir, hogares y personas que no cuentan con ingresos suficientes para cubrir el costo de los alimentos necesarios para satisfacer un umbral mínimo de necesidades energéticas y proteicas, lo que se denomina Canasta Básica Alimentaria.

¿Qué pasó con aquella Argentina Potencia que soñaban nuestros ancestros? ¿Por qué se insiste en que Argentina es rica, cuando hay tantos pobres, indigentes y mendigos?

Lo potencial no es riqueza, podemos tener muchos recursos, una pampa muy generosa, múltiples microclimas que permiten los más diversos cultivos agrícolas, fabulosas reservas de petróleo y de gas, además de energía renovable de distintas fuentes, un subsuelo rico en minerales muy valiosos, un enorme litoral marítimo con una formidable riqueza ictícola, cercana a las 300 especies o subespecies diferentes.

Pero falta un detalle, hay que trabajar para que estos enormes recursos se conviertan en riqueza real. Arar la tierra, sembrarla y cultivarla, extraer el petróleo y el gas y enviarlo a donde se lo necesita, instalar centrales hidroeléctricas o molinos eólicos, trabajar una minería sustentable, y pescar y producir pescados y frutos de mar para millones.

Trabajar, esforzarse, poner ganas e inteligencia es fundamental para volver a ser un país rico, el país de nuestros abuelos inmigrantes que, huyendo del hambre y de las guerras, se instalaron en nuestro territorio y dieron todo de sí para ser un país bendito.

En lugar de eso, hoy los estudiantes toman colegios, los obreros toman fábricas, los camioneros bloquean establecimientos, los piqueteros que no trabajan impiden el tránsito de los que si lo hacen, y los políticos atienden más sus problemas personales que el bien común.

No es el país imaginado por Sarmiento, Avellaneda, Alberdi o Roca. En algún momento de la historia equivocamos el camino y este paso errado se potenció en las últimas décadas.

Rediseñar Argentina, a la luz de nuestra sabia Constitución, “resetearla” como diríamos ahora, es una tarea ciclópea, titánica, pero imprescindible.