A días del envío al Congreso del acuerdo de la Argentina con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el presidente del bloque del Frente de Todos (FDT) en la Cámara de Diputados, Germán Martínez, se refirió a las diferentes posturas que existen al interior del oficialismo en relación con el proyecto. En ese contexto, dijo que se encuentra abocado a la tarea de obtener el acompañamiento de los propios y agregó que hará “lo imposible” para que Máximo Kirchner vote a favor del acuerdo luego de que el hijo de la vicepresidenta abandonara la titularidad de la bancada por estar en contra de la negociación llevada adelante por el ministro de Economía, Martín Guzmán.
“Hablo seguido con Máximo, con quien compartimos miradas. Respecto de la negociación con el Fondo, vamos charlando cosas, siempre con diálogo abierto y con la vocación de que podamos seguir apoyando al gobierno de Alberto Fernández. Yo se lo dije: ‘No sé si lo voy a lograr, pero voy a hacer lo imposible para que votes con nosotros’”, contó Martínez en diálogo con CNN Radio y agregó: “Voy a tratar de convencer y persuadir. No voy a dar por perdido ningún voto”.
Sobre el envío del acuerdo al Congreso, el legislador indicó que todavía se está trabajando en un ámbito técnico para “terminar de pulir el programa que acompaña la carta de intención de acuerdo con el FMI” y que aún “restan definir aspectos fundamentales del camino parlamentario que realizará este proyecto”. Sin embargo, insistió en que uno vez que esto se resuelva trabajará para lograr “la mayor cantidad de votos afirmativos, que podamos aprobar el acuerdo con el FMI en la Cámara de Diputados y que dentro del bloque tengamos la posición política más convergente posible”.
De acuerdo con Martínez, al día de hoy todavía no cuenta siquiera con un borrador del texto que se tratará en la Cámara Baja. Explicó que el mismo se encuentra “en permanente movimiento” dado que los técnicos del Fondo y los funcionarios de Economía lo están revisando hasta lograr el acuerdo definitivo. “No tiene sentido que andemos repartiendo borradores por todos lados, porque podemos cometer errores en las interpretaciones o dando por sentado cosas que todavía no están definidas”, señaló.
El jefe del bloque reconoció que el escenario planteado dificulta el “juntar votos” en el recinto. “Para el poroteo falta y tiene que ver con esta situación, pero que nos indica el sentido común es que tenemos que ir despejando dudas desde la periferia hasta el núcleo. En ese proceso vamos consolidando la posición de aquellos diputados que ya tienen definida su posición y viendo por dónde pasan las dudas de aquellos compañeros que no tienen una definición al respecto”, evaluó.
Ante la consulta de si le resulta más difícil convencer a la tropa ajena o a la propia, respondió: “El presidente de bloque tiene la función de convencer a los propios, algo que no está costando mucho. También puede hablar con opositores, pero allí pesa un rol muy importante que es el del presidente de la Cámara, Sergio Massa. Yo tengo la función de ir argumentando, llevando información. La fase final del convencimiento será cuando sepamos cuándo ingresa en el Congreso y por qué Cámara”.
Aún así, reconoció que la conformación de coaliciones puede trae aparejadas “matices diferentes” respecto a determinados temas. “Si pensáramos todos igual, seríamos parte del mismo partido y no haría falta una coalición. Entonces, a la hora de avanzar sobre un tema tan sensible, es razonable que pueda haber distintas miradas. Lo que nosotros tenemos que hacer es acotar las diferencias y despejar las dudas”, concluyó.
Según adelantó una altísima fuente a LA NACION, el presidente Alberto Fernández enviará al Parlamento el proyecto de ley con el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) la próxima semana. El objetivo de máxima es presentarlo el lunes en el Parlamento. A más tardar, el miércoles, en la apertura del 140° período de sesiones ordinarias del Congreso de la Nación. La iniciativa tendrá todos los detalles del entendimiento alcanzado con el organismo multilateral de crédito para reestructurar la deuda de US$45.000 millones contraída por la administración de Mauricio Macri.