Vie. Oct 3rd, 2025

Siempre sostuve que las primarias pasadas en el peronismo tucumano respondían básicamente a la necesidad personal de Jaldo de imponer su candidatura a Gobernador para el 2023. No hubo ni hay serias discrepancias ideológicas ( de hecho ambos se alinean detrás de Alberto y Cristina ). Los discursos de ayer responden a una lógica política incontrastable: si los dos se encoluman con el oficialismo nacional y a ambos les interesa consolidar en Noviembre el resultado obtenido en Tucumán, no queda más remedio que salir a sanar las heridas a toda prisa, dejar atrás los enfrentamientos personales y priorizar la causa común. Y eso hicieron ayer.

Más que la palabras vale la foto de un abrazo que compromete un trabajo conjunto con miras al desafío de Noviembre. Lógicamente esta foto produce resquemores entre los soldados de ambos bandos, cuyas heridas están demasiado frescas, pero todos deben entender que los objetivos superiores del quehacer político deben superar las incompatibilidades personales. Juan Manzur es hoy uno de los tres personajes más importantes y poderosos de la política argentina. Tiene que lidiar con la postpandemia, el problema de la exportaciones de la carne, revertir resultados perdidosos en varios distritos del país, viajar a EEUU para conversar con inversores y destrabar el problema del pago de la deuda con el FMI, reagrupar los gobernadores y los Intendentes del conurbano, reforzar los vínculos con el sindicalismo, relanzar la gestión del gabinete nacional, etc.

No hay tiempo ni fuerzas para la continuidad de una disputa local menor. Jaldo tiene que gobernar una provincia difícil, enfrentado con el Jefe de Gabinete de la Nación sería una tontera, y más si este Jefe de Gabinete es tucumano y fue su compañero durante seis años. Mantener la confrontación implica mucho para perder y ninguno está en condiciones de quedarse rumiando las ofensas recibidas. Tiempo de salir para adelante, de mostrarle a la tropa que es posible superar los agravios y dar un paso al frente. Tucuman necesitaba la foto de ayer y ahora corresponde a los militantes responder con inteligencia al desafío de esta vertiginosa reconciliación auspiciada por acontecimientos inesperados que, bien aprovechados pueden redundar en grandes beneficios para los tucumanos. Queda un arduo camino por delante. Hay que convertir la foto y los discursos en realidades y estas deben transformarse en una senda de Victoria y Esperanza.

Si bien comprendo y comparto en parte el dolor de los compañeros victoriosos en la primaria al ver el ascenso al poder de aquellos que días atrás enfrentaron y derrotaron, entiendo que la razones de alta política nos obligan a dejar de lado subjetividades y hacer lo que el referente de nuestro espacio ordenó: trabajar juntos, acompañar y respaldar la gestión de Jaldo y ganar las elecciones de Noviembre que es nuestra forma de consolidar a Manzur en su nuevo espacio de poder. La gente de Jaldo tendrá que entender que no hay espacio para un asalto del poder por parte de sus huestes. Hay un camino compartido que se traza desde la conducción, y ese camino es el de la reconciliación.

Por encima de nuestras pasiones personales se eleva el interés público de nuestra provincia y nuestros comprovincianos.Se dio el primer paso en el para restaurar una confianza dañada, solo el tiempo nos dirá si se logra el objetivo de reunificar y consolidar la fuerza política más importante de la provincia y uno de los bastiones del peronismo a nivel nacional.