Dom. Oct 12th, 2025

La Corte dio a conocer su fallo en la demanda de los jueces Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi para revertir la anulación de sus traslados a la Cámara Federal porteña. El fallo avaló los traslados, pero de manera provisoria, sólo hasta que sus cargos sean ocupados por sus titulares definitivos a través de concursos de antecedentes organizados por el Consejo de la Magistratura, y la designación presidencial, luego del acuerdo del Senado.

Bien deberían saber los miembros de esta Corte que, durante el actual gobierno, estos jueces jamás podrán ser designados por acuerdo de un Senado conducido por Cristina de Kirchner.

Desde que el Supremo Tribunal aceptó el Per Saltum, lo que a todos nos puso muy contentos en la creencia de que el derecho y la justicia triunfarían sobre arbitrarias decisiones políticas, el cuerpo colegiado se tomó cinco semanas para analizar el asunto. La sentencia que algunos califican de salomónica, pero que nada tiene de la sapiencia del Rey Salomón, se muestra como un aval a Cristina y al gobierno de Alberto Fernández, tal como éste lo señalara, cuando regresaba a la Casa Rosada después de un Acto en Avellaneda: “La Corte dijo lo mismo que el Gobierno, que los traslados no son definitivos y son provisorios”.

El fallo fue suscrito por Ricardo Lorenzetti, Horacio Rosatti, Juan Carlos Maqueda y Elena Highton, con la disidencia de Carlos Rosenkrantz, el presidente del cuerpo.

No caben dudas de que la Corte ingresó en un laberinto que generará complejos problemas a la administración de justicia, ya que su fallo, que contradice fallos anteriores, pone en capilla a muchos otros magistrados que fueron oportunamente trasladados. Se calculan en 71 los jueces que estarían en esta situación y se estiman en 56 las mudanzas dispuestas durante las últimas décadas. Carlos Menem firmó el traslado de 15 de ellos, Fernando de la Rúa y Eduardo Duhalde dos cada uno; Néstor Kirchner, cinco, Cristina Fernández 18 y Mauricio Macri 22 traslados en apenas cuatro años. ¿Significa que todos ellos deberán volver a sus juzgados de origen?  Esto no lo aclara la Corte.

No caben dudas de que se deberá analizar caso por caso. Algunos juzgados ya están ocupados por jueces designados por concurso.  ¿Qué hacer en estos casos, entonces? ¿Habría que esperar a que estos nuevos jueces renuncien, mueran o ganen nuevos cargos para que los anteriores ocupantes de esos cargos vuelvan a sus estrados originales?
Pero más grave aún es el mensaje implícito que la Corte envía a los jueces: deberán cuidarse de investigar y juzgar la corrupción de la política. Recordemos que Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi ratificaron en su momento los procesamientos de Cristina Kirchner y otros funcionarios del régimen, por el saqueo al Estado más fabuloso de la historia argentina y en algunos casos confirmaron el pedido de su prisión preventiva. Los fueros salvaron a la actual Vice de ir a la cárcel.
Falta aún que la Corte resuelva el caso del juez Germán Castelli, integrante del tribunal oral que debe juzgar a Cristina por la causa de los cuadernos. Castelli está preparándose para juzgarla, pero vale pensar ahora, que correrá la misma suerte que los jueces de este fallo.  

El Tribunal Supremo dejó de lado un principio institucional cardinal, que es la inamovilidad de los jueces. El presidente del cuerpo Carlos Rosenkrantz, en la fundamentación de su voto, consideró que la resolución 183 del Consejo de la Magistratura, que estableció que los traslados debían ser revisados por el Senado, es irregular.

En su solitaria disidencia donde avala a los jueces, dice «Esta situación es particularmente grave pues el derecho a la inamovilidad de los jueces es, desde el punto de vista institucional, una inmunidad indispensable para asegurar que el Poder Judicial de la Nación pueda funcionar con independencia de las otras dos ramas del gobierno nacional, el Ejecutivo y el Legislativo. Esta inmunidad es la clave de bóveda de la independencia judicial, razón por la cual el Tribunal ha destacado que la inamovilidad no ha sido establecida únicamente a favor de los magistrados sino fundamentalmente en beneficio de la totalidad de los habitantes de la Nación» 

Lo que implícitamente se puede leer en el fallo de la Corte, que intentó en una larga fundamentación justificar lo injustificable y contradecirse a sí misma, es blindar a Cristina de sus múltiples conflictos judiciales.  Sin duda que la vicepresidenta usa maquiavélicamente el poder, inspirando temor, y los jueces de la Corte, no escapan a este temor. Debemos comprender que se encontraban entre dos fuegos, la sociedad toda, especialmente la que sale a la calle en cada banderazo, reclamando por los valores de la república, o Cristina, que no perdona. Veremos a la larga, a quien verdaderamente hay que temer.Zona de los archivos adjuntos