Vie. Nov 7th, 2025

Louise Elisabeth Glück, poetisa de habla inglesa, nació en la ciudad de Nueva York en 1943, y ayer 8 de octubre, se conoció que es la nueva ganadora del Premio Nobel de Literatura. Un premio tan ansiado por todos los escritores y que en algunas ocasiones dio lugar a fundados disgustos, como el que nuestro Jorge Luis Borges, un escritor clave en la literatura de lengua castellana y figura universal de las letras, nunca lo recibió, por motivos aparentemente políticos.

Elisabeth Glück, había sido laureada como poeta, por la Biblioteca del Congreso de los EEUU, en 2003 – 2004, y es autora de once libros de poesías, entre ellos Averno, The seven ages, Vita Nova, Meadowlands, The Wild Iris (El iris salvaje), The triumph of Achiles y The First Four Books, una compilación de su poesía temprana.

Glück a lo largo de su carrera como poeta, recibió numerosos premios y distinciones. El Premio Nacional de poesía Rebekah Johnson Bobbit; el Premio del Círculo Nacional de Críticos del Libro, el Premio de Poesía de The New Yorker, el Premio Pulitzer de poesía y el Premio William Carlos Williams de la Sociedad de Poesía de América.

También ha publicado una colección de ensayos, “pruebas y teoría, ensayo sobre la poesía” en 1994, ganó el premio PEN Martha Albrand en categoría no ficción.

En 1999, la escritora publicó “Vita Nova”, con el que recibió el primer premio otorgado por los lectores del “New Yorker”, además del premio Bollingen. De ese libro seleccionamos “El vestido” para brindarlo a nuestros oyentes

“El vestido”

Se me secó el alma.

Como un alma arrojada al fuego,

pero no del todo,

no hasta la aniquilación. Sedienta,

siguió adelante. Crispada,

no por la soledad sino por la desconfianza,

el resultado de la violencia.

El espíritu, invitado a abandonar el cuerpo,

a quedar expuesto un momento,

temblando, como antes

de tu entrega a lo divino;

el espíritu fue seducido, debido a su soledad,

por la promesa de la gracia.

¿Cómo vas a volver a confiar

en el amor de otro ser?

Mi alma se marchitó y se encogió.

El cuerpo se convirtió en un vestido demasiado

grande

para ella.

Y cuando recuperé la esperanza,

era una esperanza completamente distinta.